Tiempo primaveral. Imagen de Pollença. | X. SERRA

TW
0

Mirar hacia arriba y ver el cielo azul. Es algo que damos por supuesto de que es así, pero ¿alguna vez te has preguntado el por qué? Este característico color al que estamos tan acostumbrados en nuestra vida diaria tiene una razón. Aunque intervienen varios factores a tener en cuenta hay uno muy importante y es el sol. A continuación explicamos cómo se produce este efecto.

La respuesta no es sencilla, pero lo más importante a tener en cuenta es la luz solar. La luz está formada por todos los colores del arcoíris y estos se comportan como ondas con diferentes longitudes. Hay algunos de ellos como el verde, el rojo o naranja que tienen una longitud mayor que otros como el azul y el violeta.

La composición de la atmósfera terrestre está compuesta por un 78 % de nitrógeno, un 21 % de oxigeno y un 1% de de vapor de agua y argón. Por otro lado hay que tener en cuenta también las partículas de polvo que están en suspensión y que influyen en el color. También hay que tener en cuenta que el aire a medida que está más cerca de la tierra es más denso.

La luz del Sol cuando llega a la atmósfera de la Tierra y se distribuye en todas las direcciones posibles. Es en ese momento cuando las luces de color azul y violeta al ser de menor longitud va más rápidas (se calcula que un 12 por ciento) y se distribuyen de manera más eficaz. De ahí ese color tan característico del cielo, ya que el ojo humano el color añil o violeta no lo distingue tan bien y por eso lo vemos más azul. También por este mismo motivo que el Sol lo veamos de color amarillo.

Cambio de color

Como sabemos al atardecer predominan otros colores más rojizos. Esto es debido a que al ir oscureciendo las ondas longitudinales más cortas (verde, azul), se dispersan y van quedando las más largas, que son las que recorren mejor la atmósfera, que en este caso son de color naranja y rojo, entre otras tonalidades.