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En la Vall de la Nou de Manacor reina la calma. La naturaleza se erige poderosa y en este espacio protegido crece la vida. Quien siembra recoge: y es que un amor profundo por la tierra y un terreno abonado a la inclusión han dado sus frutos. El proyecto s’Hort de sa Vall cuida el entorno, la salud mental y la inserción laboral. Tras la pandemia, la familia Adrover tenía un sueño: acercar un trocito de esa tierra a la gente para poner en valor el sector primario, el producto de temporada y el de proximidad y que además cualquiera pudiera conocer todo el proceso. Su máxima es «viu i tasta l’origen».

Así nació s’Hort de sa Vall junto con la colaboración de Aproscom, una fundación de Manacor que trabaja por los derechos de las personas con discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo. El proyecto contempla visitas guiadas a la finca, del grupo terracor, para dar a conocer como se trabaja la tierra. Los sábados de invierno la propuesta es un brunch rural. Asimismo, hay una sala con exposición de todos los productos que se pueden adquirir.

Xisco Adrover y Magdalena Mascaró están al frente de esta «ilusión» que crece día a día. «Hace 21 años que tenemos una tienda en Manacor y el año pasado abrimos una en Porto Cristo. Lo que nos interesa es llegar al cliente final, que cualquier persona venga hasta aquí y conozca un mundo tan olvidado como es el de la pagesia», contó Xisco Adrover.

Hasta sa Vall se acercan escolares, grupos concertados o particulares a compartir esta pasión por la tierra. Magdalena Mascaró explicó que «de mayo a octubre los jueves y viernes se llevan a cabo experiencias con visitas y menús degustación. Los sábados de invierno tenemos el brunch rural. Para concertar citas se puede hacer a través de nuestra web».

Ambos quisieron destacar la vertiente social de este proyecto. «Los usuarios de Aproscom son los encargados de realizar el menú degustación y también de servir a la mesa. Tras la visita se hace una degustación de los productos y lo que destacamos es los beneficios de consumir el producto fresco y de temporada».

Cada vez hay más consciencia en el consumo del producto de kilómetro cero. «En un principio, nuestro cliente era el ama de casa pero ahora ha cambiado y los jóvenes ya eligen los productos frescos. Son conscientes que desde su recolección hasta que pasan a la mesa pasan pocas horas». Paso a paso se van marcando metas y objetivos. Cuentan con mermeladas de elaboración propia, aceites y otros muchos productos.. De cara al futuro: seguir luchando en un sector difícil, sembrando ilusiones y degustando el sabor de un proyecto que ya ha echado sus raíces.