Francesc Nicolau, junto a las ‘poinsettias’, las plantas que adornan los hogares durante la Navidad. | Assumpta Bassa

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Sus bisabuelos paternos se iniciaron en la producción de semilleros de huerta en un solar del pueblo de Sant Joan. Es un testigo que ha pasado de generación en generación. En la finca de Son Duran de Sant Joan se erige la empresa Planters i Ornamentals Nicolau, en la que trabajan cuatro hermanos dedicados a hacer planteles de huerta y ornamentales. Francesc Nicolau (Sant Joan, 1965) es uno de los payeses que está al frente del negocio familiar. Es un trabajo duro que exige una dedicación todos los días de la semana. «Dedicarse a fora vila no es un trabajo, es una manera de vivir», relata.

La finca consta de 14.000 metros cuadrados de invernadero. Los hermanos Nicolau fueron uno de los afectados este febrero por la borrasca Juliette. «Tuvimos grandes perjuicios en las infraestructuras agrícolas. De los 14.000 m2 perdimos 6.000 m2. Quedamos tocados aunque la verdad es que pudimos pasar la campaña, pudimos salvar la producción, pero a día de hoy todavía estamos reconstruyendo las instalaciones».

En cuanto a la oferta tienen, por un lado, los planteles ornamentales que se hacen en macetas con hasta 200 productos diferentes. «Tenemos flores de cada temporada, poinsettias, pensamientos, geranios...». Por lo que se refiere a los productos de huerta, «hay de toda clase con preferencia de las variedades autóctonas. Así se pueden encontrar tomates de muchos tipos, pimientos de ensalada, berenjenas, col lombardas, brócoli, entre otros muchos.

En cuanto a los clientes, si son más profesionales o particulares, Nicolau afirma que «siempre digo que quien tenga un euro en el bolsillo es un cliente potencial».

A primera hora de la mañana empieza la faena en Can Duran. «En el caso de la producción hortícola compramos o hacemos las semillas de variedades autóctonas. En este caso se siembran en bandejas. Se ponen en una cámara de germinación que es diferente según la semilla. Luego se saca del invernadero, se cultiva y cuando está a punto se traslada a los huertos para transplantarlos. En el caso de los productos ornamentales se hace en macetas».

Nicolau lamentó la desaparición de alguna de las variedades autóctonas. «Ello es debido a la presión de los híbridos y también a la inoperancia de la universidad. Los investigadores son muy románticos, hacen tesis doctorales pero en las variedades autóctonas queda mucho por hacer. Desde la Universidad han trabajado en plantas silvestres pero la hortaliza la tienen un poco abandonada».

Entre los males está la globalización, el cambio climático o las dificultades para encontrar personal. «Cada año salen más hongos y plagas. El cambio climático es más serio de lo que algunos piensan». Pese a la dureza de las condiciones y a las dificultades en el camino está la ilusión de «ver como crecen las plantas».