Juana Verger dejó la banca y recogió el testigo familiar con un plan de negocio y una nueva marca. | Jaime Mora

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Hacer de un producto como la algarroba un elemento imprescindible en la cocina. Con este objetivo, Juana Verger dejó en 2019 su trabajo en el sector de la banca y se decidió, tras varios años de investigación, a recoger el testigo familiar que, desde hacía décadas –a través de Productos Martín– estaba vinculado al campo. Lo hizo, eso sí, con un plan de negocio claro y creando una nueva marca comercial –Johannis Mallorca– con la que revolucionar el imaginario colectivo, que históricamente vinculó este fruto con periodos de depresión económica, de hambruna, de guerra...

Admite ella que no está resultando un trayecto sencillo –en ningún momento creyó que sería un camino de rosas–, pero sí ha logrado ir abriendo puertas para que la algarroba se cuele en nuestras cocinas de múltiples formas: mezclada en un tazón de leche, untada en un pedazo de pan moreno o a través del horno, como harina que enriquece cualquier receta.

En estos tiempos en los que el producto de km 0 se convierte en un reclamo por sí mismo, Juana recuerda que la algarroba es un fruto eminentemente local, cultivado de forma ecológica, pero además «vegano y sin gluten». No le falta, en definitiva, ninguna de esas etiquetas por las que tanto pelean las grandes marcas para atraer al consumidor.

A partir de aquí, se trata de ofrecer múltiples opciones que puedan convertir en potencial cliente a cualquier perfil. Por eso, en su página web encontramos más de 200 recetas diferentes. Y para hacerlas populares, Juana Verger ha tirado de redes sociales –donde acumula más de 12.000 seguidores- y de ‘influencers’ que extienden el interés por la algarroba más allá de nuestras Islas. Porque su ambición traspasa el Archipiélago y llega incluso a parte de Europa. No en vano, subraya que una gran parte de su clientela aquí en Mallorca es de origen alemán, buen síntoma de las posibilidades que presenta la exportación de este producto. Algarroba en forma de café, de salsa, de infusión, como goma de garrofín o untable sin azúcares añadidos, pero también como producto de higiene personal o de cosmética. Las posibilidades del fruto son tantas como la imaginación de Joana y de su equipo de I+D+i lo permita.

La apuesta de la empresa por lo local se traslada también a las colaboraciones que teje Es Garrover con pequeñas y medianas empresas. En este sentido, el ‘Forn de Can Tofolet’ es uno de los primeros hornos de la isla que ha añadido a su línea de ensaimadas la rellena de algarroba. Y en el Forn de Can Vicens elaboran un gató en base a este fruto fusionando la receta tradicional con algarroba, consiguiendo así un postre «ecológico y sin azúcar». Tras haber trasladado también el sabor al helado, esta semana la marca Johannis Mallorca estrena una bebida artesanal en base a algarroba fermentada.