Mateu Pascual muestra una caja de fresas. | Gori Vicens

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La temporada de la fresa está en su apogeo. En Hortalizas Pascual de Manacor un buen grupo de trabajadores está en plena recolección, aunque siempre la climatología es la que marca los pasos de la agricultura. Tras un período muy bueno para la fresa en enero y febrero con muchos días de sol, este mes de marzo la maduración se ha retrasado un poco debido a los muchos días en que ha estado nublado. Así lo explica Mateu Pascual: «En este caso [marzo], la fresa tiene que estar más tiempo en la planta, aunque llega a madurar, le cuesta más». En este terreno de la carretera vieja de Sant Llorenç, a sólo unos kilómetros de Manacor, bajo los invernaderos hay este año sembradas unas 300.000 freseras, cifra que se dice rápido pero que necesitan un trabajo constante y diario para obtener un fruto de calidad.

Casi todo el año hay fresas. La recolección empieza a finales de enero y llega hasta noviembre e incluso diciembre. Así, sólo hay un mes o dos al año (diciembre–enero) que no se recolecta. Este año, comenta Mateu, la fresa no es muy grande de tamaño pero sí muy sabrosa, «esto es debido a que en enero y febrero hizo días de mucho sol y noches muy frías que es lo que le gusta a la planta», explica; por ello, tiene un calibre normal, no es un exceso de grande –es como es habitualmente la fresa mallorquina– y que la diferencia de la importada que es mucho más grande.

La de aquí también destaca por su sabor. La fresa de Manacor se distingue por «el color rojo más intenso, más gustosa, no es tan grande pero una vez recogida se puede tener más tiempo sobre la mesa, no en la nevera; nuestros clientes dicen que les gusta mucho», asegura Mateu Pacual. Para que llegue puntual al cliente, ahora se recoge cada dos días, mientras que en verano se hace a diario.

Imagen de los planteles de fresas a punto de recoger. Foto: Gori Vicens.

El calor marca el ritmo de recogida, que se hace manual y con mucho esmero. La fresa es una fruta muy delicada. Y la fresera es una planta que necesita un cuidado constante, con un equilibrio de humedad y nutrientes. Cada día hay que regalarla y alimentarla en lo que necesite porque si no baja el ritmo de producción. La recolección de la fresa directa o indirectamente también se ha visto afectada por los elevados costes de producción, principalmente por el aumento de precio de los productos que utilizan.

A pesar de los baches con que cada día se encuentra el sector agrícola, Mateu Pascual se muestra satisfecho por el hecho que «es un producto muy valorado por la ciudadanía de la Isla».