Maria Antònia Coll, en la finca de Son Lluny de Binissalem, cuida esta hierba que está asilvestrada como los espárragos . | Gori Vicens

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Se trata de una planta que se reproduce de manera silvestre en prados, terraplenes e incluso linderos de caminos y carreteras. Antaño era un buen acompañante de la cocina mallorquina. Hoy continúa siendo muy apreciado. Se trata de las cames-roges, la achicoria (Cichorium intybus), una hierba robusta que puede llegar a alcanzar el metro de altura, con numerosas ramificaciones, las hojas son basales, alargadas, profundamente divididas y ubicadas en la parte superior del tallo. La raíz es gruesa y pivotante, de color blanco y consistencia carnosa. Maria Antònia Coll, que semanalmente hace mercado en Sineu, Inca y Santa Maria, además de servicio a domicilio, tiene entre su catálogo de verduras y frutas la cama-roja que corta una a una, a mano, con una azada o con un cuchillo dependiendo del grosor de la raíz en su finca de Son Lluny, en el camí de Can Boqueta, en Binissalem.

La achicoria se reproduce con más facilidad en un terreno de call vermell. «No le gusta ser molestada, está asilvestrada como los espárragos, o sea, no quiere arados ni nada semejante. En un terreno que se labra mucho, en unos años ya no habrá cames-roges. Con la maquinaria de hoy en día se la han cargado», explica Maria Antònia. «Aquí, que es una finca ecológica que está en barbecho, lo que hacemos es que las ovejas pasten y, esporádicamente, cada par de años, pasamos los cultivadores muy superficialmente. Si sale hinojo que la molesta lo vamos cortando con una azada», explica mientras va cortando algunas plantas. «La achicoria nace salvaje, si tu no la matas, cada año sale, pero no hay que cortarle la raíz del todo», asegura.

Las flores son de color azul, raramente blancas o rosadas, y tienen la particularidad de abrirse por la mañana, pero a mediodía ya se cierran. La época de mayor floración es entre abril y julio, aunque es una planta que en verano no se recolecta. Con las primeras aguas de septiembre empieza a brotar y, si en marzo o abril hacer calor, ya se recolecta muy poco, asegura Maria Antònia. Ahora, en pleno invierno, está en todo su esplendor. Le gusta el frío. Las heladas no le molestan «lo único que le hace daño de verdad son las liebres. ¡Les encantan!», comenta.

Respecto al agua de lluvia, por ejemplo, el noviembre pasado que tanto llovió no afectó a la planta en sí, pero sí a la recolección ya que era prácticamente imposible acceder al terreno al estar todo encharcado. Si un año llueve muy poco hay que ayudarle con riego. El precio de venta de la achicoria, tanto en los mercados semanales como a domicilio, está sobre los seis y siete euros el cuarto de kilo. Como curiosidad, en Inglaterra la tienen como una planta ornamental y, además del uso culinario, también es usada en el medicinal e infusiones.