Toni Bonafè, tercera generación de agricultores de su familia, cree en la innovación en el campo. | L. Becerra

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Toni Bonafè (Calvià, 1971) representa la tercera generación de su familia dedicada a la agricultura, un oficio que pese al predominio del turismo, pervive en el municipio. Cuando los campos de Mallorca se tiñen de dorado y llega la época de la siega, su jornada se prolonga con horas nocturnas y pasa el mayor tiempo en su cosechadora. Pero durante el mes de mayo también sacó tiempo para participar, junto a otros agricultores de la Isla, en dos jornadas de campo que organizó el Servei de Millora Agrària (Semilla) para dar a conocer un ensayo agronómico que ha realizado con dos campos experimentales de cultivos de herbáceos en secano.

En los terrenos de Agronatura, en Maria de la Salut, se han plantado 21 variedades de cereales como trigo, triticales (híbrido de trigo y centeno), cebada y avena; además de un campo de prospección y caracterización de variedades autóctonas de trigo, como xeixa, blat mort o barba, en el que han participado la Associació de Varietats Locals y Asaja. El objetivo es que los agricultores conozcan estas variedades antiguas que existen en Mallorca, así como fomentar el uso de semillas certificadas para garantizar su pureza, el nivel de germinación, la sanidad o la trazabilidad del material genético, entre otros aspectos. A la vez, en la finca Sa Torre de Porreres se ha experimentado con 15 distintas variedades de cultivos forrajeros, es decir, destinados a la alimentación de ganado como ovejas, cabras o vacas.

«Hemos podido ver sobre el terreno cómo han evolucionado distintas variedades plantadas en unos terrenos con las características de Mallorca, no en una aula escuchando estadísticas o viendo fotos y vídeos», apunta Bonafè, quien agradece este formato por ser mucho más didáctico.

De hecho, el próximo mes de septiembre tiene previsto poner en práctica el aprendizaje de estas jornadas. En su finca de Cas Saboners plantará algunas de las variedades, hasta ahora desconocidas en su entorno laboral, de triticales. La ventaja de escoger las variedades certificadas que se han estudiado en el ensayo agronómico es su mayor resistencia a la sequía. «La sequía es un problema que no tiene otra solución que plantar variedades que se resientan menos», explica Toni Bonafè.

El seguimiento de estos cultivos se realiza en el marco de un convenio de colaboración entre Semilla y la UIB, y sus resultados se han aprovechado para realizar siete jornadas formativas, a las que han asistido un centenar de alumnos. Con un formato eminentemente práctico, los agricultores pudieron observar el comportamiento de las distintas variedades, cuáles son más tardías o las más productivas, los valores nutritivos que aporta cada una, o las más proclives a ser atacadas por los hongos o a padecer la sequía.

Esta información es esencial a la hora de escoger qué variedades van a plantar el próximo otoño o qué rotaciones de cultivos son las más convenientes para obtener una buena cosecha.