Maria Antònia Febrer es la directora de esta nueva bodega, que nació hace seis años.

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Hace seis años nació la bodega Blanca Terra y el pasado mes de agosto abrió sus puertas sus nuevas instalaciones, que se encuentran en Montuïri. Lejos de ser unas bodegas en las que solo se puede ir a comprar vino, la familia Febrer ha apostado por construir unas modernas instalaciones en las que, además, se pueden celebrar eventos y realizar visitas por el museo de piezas antiguas y por la zona de maquinaria y botas en la que se elaboran los caldos.

La directora de la bodega, Maria Antònia Febrer, explicó que «somos una bodega joven y apostamos por ofrecer un producto diferenciador y de calidad para hacernos un nombre en el mercado». En esta filosofía entra el querer ir un paso más allá por lo que han empezado la elaboración de un vino vegano.

Febrer dijo que «aún no ha salido al mercado pero ya está en fase de elaboración. En los caldos se incorpora una gelatina para clarificar el vino que, normalmente, es de clara de huevo o cola de pescado. En el vino vegano, esta gelatina es de producto vegetal como la patata o los guisantes».

Además, hasta ahora la bodega Blanca Terra, que dispone de 19 hectáreas de viña repartidas entre Porreres y Montuïri, también ha iniciado la producción de su primer vino espumoso, que saldrá al mercado dentro de tres años puesto que necesita varios procesos de fermentación y un proceso de embotellado largo para darle más complejidad.

Hasta ahora, los vinos de Blanca Terra estaban todos producidos con variedades foráneas porque eran los que mejor se adaptaban al tipo de tierra de las fincas, pero ahora también han incorporado la variedad mallorquina de Giró Blanc. Se trata de una variedad que se dejó de sembrar en la Isla y se recuperó en los años 90 y que la bodega Blanca Terra ha incorporado a petición de sus clientes, que de cada vez más apuestan por el producto local.

Maria Antònia Febrer contó que «en el año 2020 hemos recogido por primera vez la uva de esta variedad mallorquina y el vino saldrá en unos meses».

Paralelamente, la bodega ha iniciado los trámites para poder disponer de la certificación de producción ecológica. «En el 2020 iniciamos la siembra ecológica y dentro de tres años tendremos la certificación de que todo el proceso de elaboración es ecológica», según palabras de Maria Antònia Febrer, que añadió que la nueva y moderna bodega, donde todos sus elementos están mecanizados, está preparada para producir 200.000 litros anuales. Actualmente, la producción oscila entre los 30.000 y 40.000 litros anuales.

La pandemia del coronavirus, evidentemente, también ha afectado a esta joven bodega que no pierde la esperanza de hacerse un nombre en el mundo vitivinícola y expandirse en el mercado alemán. De momento, el Febrer, un vino de crianza, ya luce dos medallas de plata de los prestigiosos concursos Bacchus y Mundus Vini.