Söderberg muestra el espectacular resultado de un uso adecuado de ‘biochar’, fabricado a través de la carbonización de restos de poda. | Ll. G.

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Christer Söderberg es una persona bien conocida en Sóller y en la Serra de Tramuntana donde ha vivido durante años. Sueco de nacimiento, es una persona totalmente comprometida con el medio ambiente y que dedica todos sus esfuerzos a iniciativas encaminadas a mitigar los efectos del cambio climático. Ahora, junto con otros socios, se ha puesto el frente de una innovadora empresa que se ha instalado en Bunyola y que tiene como principal actividad la fabricación de biochar a partir de biomasa forestal, agrícola o procedente de la jardinería.

La empresa llamada Circle Carbon SL ocupa unos antiguos viveros situados en la carretera MA 2030, en Bunyola, junto a la ruta que va de s’Esglaieta a Santa Maria. La empresa cumplirá este mes su primer año de vida y, aunque todavía funciona de forma experimental, sus resultados han sido muy alentadores y satisfactorios.

El biochar es un material sólido obtenido a partir de la carbonización de la biomasa mediante pirólisis. Se emplea para agregar al suelo con la intención de mejorar sus funciones y, a la vez, reducir las emisiones de la biomasa. La quema de restos de poda y deforestación, pero también de restos orgánicos de cocina, supone una importante emisión de gases de efecto invernadero.

De momento, siete personas trabajan en el proyecto.

Según los impulsores de este proyecto «el objetivo de nuestra empresa es contribuir de manera eficaz pero también lucrativa a la mitigación de los efectos del cambio climático. En estos momentos el proyecto ya proporciona siete puestos de trabajo y tenemos el objetivo de aumentar la plantilla hasta 10 personas».

El objetivo es por tanto no sólo social y medioambiental sino también económico. La producción del biochar pretende, a la vez que reducir las emisiones, aprovechar esta gran cantidad de recursos de biomasa que hay en la isla.

Circle Carbon también realiza de forma experimental cultivos comparativos de diversos frutales y verduras comparando sólo los que se ha agregado el biochar a otros que no tienen o que son pobres en carbono. Los resultados son en algunos casos espectaculares.

Christer cree que «cada vez hay más gente que es consciente de que estos residuos que el campo o la industria hotelera producen en grandes cantidades son un gran recurso que sirve para enriquecer la tierra a través del compostaje.

En el primer año de funcionamiento experimental se han producido sólo 15 toneladas de biochar pero están convencidos de que se trata de un modelo de negocio con capacidad para elaborar 1.000 toneladas anuales de sustrato a base de esta sustancia obtenida mediante una técnica que en realidad es ya milenaria.

Recientemente esta iniciativa se dio a conocer en Madrid durante la Cumbre del Clima.