Muchos, la mayoría mujeres, asistieron al acto religioso y a la posterior celebración vestidos con el colorido y alegre traje andaluz. | J. Lladó

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En el recinto de la Feria de Abril de Palma -polígono de Son Rossinyol- se celebró ayer al mediodía una misa rociera, que contó con la presencia de numerosos fieles, muchos de ellos -sobre todo ellas- ataviados de largo y vestidos de gitana, algunas con peineta y mantilla blanca. Fue una misa en la que, dado el calor reinante, no faltaron los paraguas y los sombreros de todo tipo, desde los cordobeses a las gorras visera, ni tampoco los abanicos.
Como en años anteriores, ofició el carmelita Julio González. El coro de la Casa de Andalucía puso las notas musicales a la misa rociera, que como siempre terminó con la Salve y con el deseo de un buen camino a los que en breves fechas viajarán a la aldea del Rocío.
La misa rociera, que cada año va a más en cuanto a presencia de fieles, se celebra el ultimo día de la Feria de Abril. Entre las autoridades, y en representación de Cort estaban los concejales Yolanda Garbi, responsable de Urbanismo; Catalina Cirer y Javier Morente -el sustituto de Rafa Durán-. Acudieron además Juan Antonio Torres Navarrete, presidente de la Hermandad del Rocío de Palma; Ramón Torres, en representación del Govern; Jeroni Serra, presidente de la Hermandad de Nª Sª de la Salud; José Martínez, presidente de la Casa de Andalucía; Iluminado Largo, presidente de la Federación de Casas y Centros Regionales en Baleares, y Pedro Anaya, ex presidente de la Casa de Andalucía, así como miembros de sus respectivas juntas. También vimos entre el público a numerosos rocieros.
Espectáculo ecuestre
Además del canto de la Salve Rociera, otro de los momentos más entrañables fue el del ofertorio. Finalizada la misa, se dio paso al espectáculo ecuestre, a cargo de la Policía montada de Palma, que se desarrolló de acuerdo al siguiente guión: presentación de los seis caballos con sus respectivos jinetes, paso a dos con caballos montados por dos mujeres policía, exhibición de alta escuela española, carrusel de seis caballos, exhibición de alta escuela, ahora con caballo montado por jinete; pas a cuatro; de nuevo, exhibición de alta escuela y despedida. El espectáculo ecuestre, pese al calor, fue seguido por mucho público, que premió con sus aplausos cada una de las exhibiciones.
Finalizado el mismo, mientras algunos de los asistentes a la misa y a la exhibición de la Policía montada se retiraban a sus casas, la mayoría optaba por quedarse en las casetas a almorzar, cuando menos a tomar una copa y a bailar.