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El diputado del Partido Popular Toni Serra ha escrito una carta (que ha hecho pública en su perfil de Facebook) dirigida indirectamente al presidente de la formación, José Ramón Bauzà, en la que critica su decisión de excluir de las listas electorales a los miembros del partido imputados en casos de corrupción. De este modo, se une a las críticas que ha realizado esta misma mañana el también popular Jaume Font.

Texto íntegro de la carta:

Si no fuera porque procuro tener una vida saludable y porque la famosa canción de Sara Montiel habla de amores y no de penas, hoy tendría la tentación de iniciar estas palabras con aquella manida frase: "fumando espero".

El caso es que, después de recibir un buen saco de llamadas de amigos, curiosos y periodistas, afirmo que (todavía) no he recibido ninguna llamada del presidente regional de mi formación política para anunciarme aquello que ya se intuía desde hacía tiempo y que se exhibe a lo largo de estas últimas horas: las personas sobre las que pese una imputación no irán en listas.

Y es que en el contenido podemos llegar a estar de acuerdo. Yo mismo no lo he podido poner más fácil: a pesar de ser consciente de mi inocencia, ofrecí mi acta de diputado a mis compañeros del Comité de Dirección y a mi presidente. La respuesta fue clara en ese momento, recién nombrado Adjunto a la Presidencia del Partido: no procede que dimitas porque lo tuyo ni tan sólo lo han criticado los más radicales oponentes políticos; todo el mundo entiende que no teníais funciones ejecutivas en el consorcio, que no aportabais ni un euro de presupuesto, que era una mera presencia institucional y que ni tan solo asistíais a las juntas, bien similar a la situación de muchos de mis compañeros imputados. También aporté la solución de una "autoexclusión" del futuro electoral, para lo que recibí similar respuesta.

Otro asunto es cuando hablamos de las formas, con las que no puedo mostrar el mismo nivel de acuerdo. Parece que se busca una posible rentabilidad para la imagen de unos a costa la dignidad personal y profesional de otros. Y eso, en mi humilde entender, es innecesariamente doloroso, cruel y cínico.

Las cosas complicadas, especialmente si atañen a personas -yo me considero como tal-, es mucho mejor afrontarlas de cara. De lo contrario, puede dar la sensación que recurrimos a lo fácil y a lo menos comprometido, pero también a lo que exige de nosotros menos madurez y valentía. El otro potencial peligro es más evidente todavía: puede denotar una inexistencia de criterio y una preocupante falta de imaginación para encontrar soluciones equilibradas y, sin duda, otros argumentos para tener protagonismo público, máxime, en unos momentos en que es mucha la gente que está preocupada por comer tres veces cada día de manera regular.

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Situación en los juzgados

La avalancha informativa sobre los casos de corrupción se ha llevado, entre otras cosas, la posibilidad de muchos de explicar las circunstancias particulares de su imputación; entre ellos yo mismo. En este preciso instante, releo la contestación del juez Castro a mi petición de sobreseimiento de la imputación que me llevó ante su presencia para declarar hace casi un año (un 16 de octubre de 2009) y puedo comprobar cómo no concreta de qué se me acusa (¿imputado?), expone que es un perjuicio para mí mantener estas circunstancias, reconoce que no tiene motivos suficientes para que lo tome en consideración el Tribunal Superior de Justicia (preceptivo en mi caso si hubiera falta que juzgar, por ser diputado) y alaba la prontitud de mi respuesta. Aun así, finaliza con un carpetazo a mis peticiones: "no procede por el momento acceder a la alternativa de sobreseimiento"... sic!

Dicho esto, la peor parte viene después: hace seis meses que espero la contestación de la Ilustrísima Audiencia Provincial al recurso de reforma que interpuse ante el Juzgado de Instrucción por ser éste el que disponía en su escrito que su resolución no era firme. Otros han tenido más suerte, viendo como su caso se tomaba en consideración y se resolvía en 3 meses. No sé si pensar, como dicen los ingleses, que "el césped del vecino siempre está más verde".

En todo caso, no queda otra: vaya por delante mi más profundo respeto a la justicia y su proceder, consciente de que la verdad siempre reluce, aunque puede que tarde más de lo que uno desearía.

Un último deseo: a trabajar, que hay mucho que hacer para sacar a esta Comunidad de la debacle a la que vamos de cabeza. Algunos seguiremos contribuyendo con nuestro granito de arena desde donde estemos, como siempre hemos hecho.

Gracias a muchos de vosotros por vuestro apoyo. Un abrazo,


Toni Serra