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La fiesta de Sant Antoni se convirtió en todo un desafío a la lluvia y el frío en Manacor. La noche del lunes fue desapacible, pero el calor se obtenía gracias a los foguerons y la buena compañía.

Muchos fueron los vecinos a los que no les importó la climatología y decidieron salir a celebrar la fiesta, aunque las tradicionales Beneïdes se tuvieron que suspender hasta mañana domingo. Con todo, hubo ocasión de prender los foguerons, de torrar y de vivir la tradición como cada año.