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En 1931 don José Luis Ferrer fundó en Binissalem las bodegas que llevan su nombre. Este año se cumplen 80 años de aquel momento. Pocas bodegas pueden presumir de cumplir tantos años y con tan buenos caldos producidos en sus 92 hectáreas de viñas. Variedades autóctonas como las Montenegro, Callet o Moll crecen en pleno corazón de Mallorca para producir lo que ha llegado a ser todo un símbolo de la isla. Nada menos que en dos mil barricas de roble americano se cría con esmero y pasión un vino que se pudo degustar el pasado martes en 16 creaciones distintas a modo de resumen de toda una vida elaborando este producto. La fiesta, que tuvo lugar en la espléndida terraza del Hotel Melià Victoria, en pleno corazón del Passeig Marítim de Palma, fue el acto central de las celebraciones de este aniversario y contó con la presencia de hasta 250 amigos, colaboradores y aficionados de la marca, entre los que se encontraba el conseller de Presidència del Govern, Albert Moragues. Entre las 16 variedades de la marca que se pudieron degustar se encontraban los nuevos vinos pertenecientes a la añada 2010.