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La Fiesta de Cierre de Verano de Bocca a Bocca Concierge se convirtió en una Noche de Lujo, Arte y Música creada por Elsa Rigo Terren. Un Evento Inolvidable en el Iberostar Grand Portals Nous que comenzó a brillar a medida que el sol se ocultaba en el horizonte el elegante hotel que se transformaba, suavemente,    en un refugio de expresión artística, música cautivadora y refinada indulgencia. ¿La ocasión? La muy esperada Fiesta de Cierre de Verano de Bocca a Bocca Concierge. Una Noche de Arte en Vivo y Música Encantadora con el   punto culminante de la noche que fue, sin duda, la fascinante actuación de arte en vivo del renombrado Jonny Hurts.

Con cada pincelada, Hurts tradujo su visión creativa en lienzo, dejando al público cautivado por su destreza artística. La fusión de arte y música creó un ambiente encantador. Las notas musicales, cuidadosamente seleccionadas, fueron el complemento perfecto para este festín visual. Los invitados disfrutaron de un viaje melódico orquestado por talentosos músicos, creando el ambiente perfecto para una noche de celebración. La fiesta presentó una exquisita selección de ostras, preparadas y servidas con maestría, deleitando los paladares de los invitados. La combinación de lujo y gastronomía fue realmente un maridaje celestial.

Un encuentro de personas encantadoras en una atmósfera cálida y cordial. Distinguidos invitados de diversas esferas de la vida se mezclaron, conectando a través de su aprecio compartido por el arte, la música y el buen vivir. Fue una noche llena de risas, nuevas amistades y recuerdos, que sin duda serán apreciados durante años. Lo que le decía al inicio de esta crónica dominical que meticulosamente observa, no siempre para contarlo, lo que sucede en la gran sociedad isleña, o en las pequeñas sociedades que van surgiendo a nuestro alrededor sin que nos apercibamos de que existen y crean muy cerca de los de toda la vida. Lo cierto es que hay que estar atento, no perder de vista estos cambios profundísimos que se van produciendo para cambiarnos para siempre.

¿Quién pensaba hace solo unos años que volveríamos a hablar de Gomila con fascinación, o crítica? Que también las hay. Volver a Gomila para muchas generaciones es un regalo porque no ha perdido su esencia, se ha embellecido, sin que pierda ni un ápice de la decadencia que la hacia encantadora, alternativa e inevitable. Los colores de las fachadas, meticulosamente elegidos consiguen desviar la vista de lo que no conviene ver por el momento, pero hay algo más, el color aporta vida a una zona que parecía muerta para siempre. Quien podía pensar que una inversión privada sería capaz de lograr un milagro que era muy necesario que se diera porque los iconos ni envejecen ni mueren, y Gomila es una de las más grandes de las generaciones que la hemos podido disfrutar en momentos de esplendor, los abuelos, padres, hijos, y ahora los nietos vuelven a esa plaza que tanto ha visto. Y que, conservando su morfología, calla los mejores y más grandes secretos de la dolce vita mallorquina, que la hubo, la hay y la habrá.