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Álvaro Sanz Mercer, hijo de mi hermana Àngels Mercer y de Jorge Sanz, y nieto de Javier Sanz, ex presidente del Real Club Náutico de Palma, y Carmen Mariano, se celebró en la iglesia de Santa Cruz oficiada por Mosén Nadal Bernat y se festejó a lo grande en mi casa de Palma, que se amoldó a las circunstancias, como hemos visto hacer en casa de toda la vida. Era un día de fiesta infantil para niños que ya no lo son tanto, que no quieren payasos, sino Dj para bailar sin parar tras un atracón de chuches. Y lo tuvieron, pues pinchó Álvaro Anaya y triunfó.

Se sirvió el aperitivo en el patio de la casa, con cerveza Rosa Blanca y vermut de Andreu Genestra para dar energía y refresco antes de que los invitados pudieran acomodarse en sus puestos. Creamos tres mesas, una en la sala dorada imperial, clásica y elegante, decorada con peonías y otra en mi sala convertida en un paraíso tropical, fresco y desenfadado, y lleno de plantas refrescantes. En la Imperial se sentaron los familiares del celebrante y en la otra los amigos de la casa, también familia, la elegida y más querida.

No faltaron mis tías Fany Planas y Carme Ginard, dos señoras que nos entroncan por mi familia materna y que siempre han estado muy presentes en nuestras vidas. Álvaro tuvo su propia mesa donde sentar a sus amigos y divertirse a lo grande sobre un campo de fútbol con césped artificial donde disfrutaron de la súper paella de Diego Erdozain, que las cocinó en casa, en dos paellas gigantescas. Buenísima elección de domingo. Se sirvió tarta creada en forma de balón por Lluís Pérez, merengues con fresas y pasteles variados de Joan Cuart, a juego con las flores de los centros inmensos que se colocaron sobre la mesa de caoba.

Flores y pasteles combinaban en color, pero no eran los únicos, triunfó el rosa, los señores usaron trajes elegantes y lo más bonito, el discurso de Rodrigo Sanz, tío del niño, que nos emocionó a todos. Tanto que en un momento dado pensamos que pediría la mano de su novia, Paula Fuster Planas, pero esa es otra historia.

Álvaro fue feliz viendo a todos unidos, incluido su tío Dominik Stauffenberg, que volvió a casa por unas horas, aunque me temo que lo que más le gustó fueron unas camisetas firmadas por Rafael Nadal. Los sueños existen, el gatopardo sobrevive en los antiguos salones de Mallorca porque llevamos muchos naufragios superados. ¿Qué les parece la nueva nata?