El empresario Miguel Pascual, en el banquillo durante la última sesión del juicio. | Alejandro Sepúlveda

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Visto para sentencia también el último juicio derivado de las investigaciones que acabaron en el ‘caso Cursach’. La última sesión de la vista contra el empresario Miguel Pascual y diez policías locales de Palma se cerró con menciones de los acusados al fiscal Miguel Ángel Subirán, el juez Manuel Penalva y su actuación en la investigación. «Llegó el juez y barrió. Todos a prisión», recordó uno de los agentes. «Todo esto se inicia por una pelea, un juego de tronos», añadió en referencia a las denuncias por parte de un oficial a otros compañeros y el vínculo de ese agente con el entonces fiscal.

«Me fui a la cárcel porque me fui a la playa a nadar con unos amigos», recordó el inspector Joan Llompart en referencia a su ingreso por una orden de alejamiento genérica de Platja de Palma. «No pasó nada. Había 15 compañeros míos en la cárcel».

Antes del cierre de la sesión, las defensas de los acusados insistieron en pedir una absolución general por falta de pruebas de delito. Según la Fiscalía, los agentes recibieron consumiciones e invitaciones a sexo por parte del empresario a cambio de que le favorecieran. Los abogados niegan tanto las prebendas como que los policías se apartaran de su trabajo a favor de Pascual.

Las defensas insisten en la inexistencia de pruebas directas. Apuntan a lo amplio del periodo por el que acusa el fiscal, de 2007 a 2015 y las inexactitudes de los testigos que chocan en muchas ocasiones con el papel concreto de cada uno de los policías durante ese periodo.

«Cumplieron con su trabajo», señaló una de las defensas en referencia a uno de los elementos que introduce el fiscal: la presencia de agentes delante del Bierköning en la calle del Jamón y las órdenes para llevar a cabo puntos fijos.

Las defensas intentaron restar credibilidad a las declaraciones que se hicieron durante la instrucción y que fueron introducidas por el fiscal como prueba de cargo. «Para fiarse en esta causa de los papeles», apuntaron en referencia a los siete testigos que afirmaron en el juicio que sus declaraciones habían sido manipuladas por Subirán y que no respondían a la realidad.

La Fiscalía mantiene una petición principal de cuatro años de cárcel para cada uno de los acusados. El juicio es la última pieza que llega a la Audiencia dentro de las investigaciones en las que se enmarcó el ‘caso Cursach’. Hasta ahora se han saldado con absoluciones salvo una condena mínima en el 'caso Exámenes'.