La mujer, acusada entre otras cosas de denuncia falsa, durante la vista celebrada ayer en Palma. | J.P.M.

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Una relación de diez años que acabó, un hijo de por medio, y muchas denuncias. Una cuarentena. Sólo dos acabaron en juicio penal y en ambas absolvieron al acusado, un agente de la Guardia Civil de Alcúdia. Toda esto finalizó con el hombre diagnosticado de trastorno ansioso depresivo cronificado y dejando el Cuerpo. Este miércoles juzgaron a la mujer en Palma, a la que la Fiscalía no acusa, por denuncia falsa, falso testimonio y maltrato de obra. La acusación particular, ejercida por Daniel Castro, pide para ella tres años y cuatro meses de cárcel, una multa de 7.200 euros y una indemnización de 47.000 euros.

La procesada relató que decidió ella poner fin a relación en 2017, a pesar de los intentos del varón por volver. «Estuvimos un tiempo de idas y venidas y tras un viaje a Madrid a ver El Rey León se acabó todo, le dije que no quería volver con él más», apuntó. La mujer explicó a la jueza que los insultos del exfuncionario eran sobre todo a la cara y por ello, a preguntas del letrado de la acusación particular, no pudo aportar ningún mensaje en las múltiples causas que mantuvieron abiertas. «Lo que me hacía era escupirme, insultarme e incluso llegó a echarme botellas de agua en la cara» y añadió que «que no aportara pruebas no significa que fuese mentira», zanjó.

Por su parte, la víctima, que estuvo durante años como agente de la Guardia Civil en Alcúdia, dio una versión totalmente distinta. Empezando por quién quiso poner fin a la relación. «Ella quiso volver y le dije que no, y desde ese momento empezó a hacerme la vida imposible», comentó. «Lo que quería era hacerme daño con el niño», subrayó el varón. Sobre las denuncias que le interpuso la mujer durante este tiempo el hombre explicó que «me puso de todos los colores, cada diez días me ponía una». A pesar del reguero de problemas judiciales sólo hubo dos vistas contra él «y en los dos me absolvieron», apuntilló.

El varón acabó con problemas, no solo profesionales, sino también personales. «No quería salir ni de casa. Cuando llegó la pandemia me dije 'ahora todo el mundo va a estar como yo'». Tiempo después le fue diagnosticado un trastorno ansioso depresivo cronificado y le dieron de baja en el cuerpo «por todo eso que pasé», dijo. Un psicólogo forense explicó a la magistrada que los síntomas que tenía el varón eran compatibles «con haber tenido esas 40 denuncias que él considera falsas», subrayó.

El juicio, en el que también declaró la exabogada de la mujer, y que corroboró que las denuncias interpuestas en su día eran de hechos que habían acaecido, quedó visto para sentencia. La letrada de la acusada, al igual que la Fiscalía, solicitó su absolución.