Agentes de la Policía Nacional con el arrestado. | CNP

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En un exceso de altruismo se chocó de bruces contra la cruda realidad... Así terminó una mujer tras descubrir que una organización criminal le había estafado alrededor de 260.000 euros. A raíz de la denuncia presentada por la víctima, la Policía Nacional de Palma inició una investigación para terminar deteniendo a un varón de origen chino como presunto autor del delito.

La denunciante realizó varias donaciones de dinero a una persona que se comunicó con ella a través de mensajería instantánea. El sospechoso se hizo pasar por un conocido cercano de la perjudicada y consiguió ganarse su confianza tras obtener suficiente información sobre ella. Éste le manifestó que era inversor y le insistió en que tenía que invertir en una plataforma de criptomonedas porque era una gran oportunidad para ayudar a más gente. Ante la reticencia inicial de la mujer, incidió en que el depósito de dinero ayudaría a los más necesitados.

La damnificada acabó aceptando por su afán altruista y realizó varias transferencias bancarias a instancias del supuesto gestor de inversiones por importes que rondaban entre los 7.000 y 10.000 euros a cuentas de Lituania e Italia.

Tras estos trasvases de dinero, la afectada se quedó sin dinero en su cuenta personal y el presunto asesor financiero le avisó de que se podían hacer las donaciones en efectivo. En este punto aparece en liza el hombre de origen chino como el individuo que recibía las cantidades pactadas con anterioridad. Durante el mes de enero se realizaron dos entregas más por parte de la víctima y el ‘modus operandi’ era el mismo. Enviaba al joven y se producía la entrega de un paquete envuelto en plástico conteniendo el dinero acordado y marchándose casi sin intercambiar palabras.

Tras estas últimas operaciones y tras las investigaciones realizadas por parte del Grupo de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional, se tuvo conocimiento de que se iba a producir una nueva entrega y se coordinó un dispositivo de vigilancia. Ya en el lugar que habían fijado con la mujer, se interceptó al chico en el momento que accedió para recoger el dinero y se procedió a su detención y traslado a dependencias policiales.

Después de esta investigación, se desarrollan varias gestiones en las que se descubre que el arrestado se encuentra inmerso en un grupo criminal en el que las funciones están repartidas. En este caso, el ciudadano chino es el ‘correo’ que va a recoger el dinero en efectivo y entregándolo a un superior que forma parte de la organización. Según fuentes policiales no se descartan más detenciones.