Los acusados durante el juicio celebrado este lunes. | Alejandro Sepúlveda

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Cuatro acusados que formaban parte de una organización de tráfico de drogas, que durante 2018 y 2019 estuvieron repartiendo cocaína desde Valencia a Mallorca e Ibiza, se han confesado culpables de un delito contra la salud pública y han aceptado penas de entre tres hasta seis años de prisión tras el acuerdo de sus defensas con la Fiscalía. Un quinto implicado, ha rechazado su implicación en toda la trama. Además, los implicados también han reconocido ante el tribunal delitos por tenencia ilícita de armas y grupo criminal.

Los acusados formaban parte de una banda estructurada que introducía cocaína en las islas de Mallorca e Ibiza. Uno de los implicados, es un antiguo Guardia Civil, destinado en Valencia que acompañaba la mercancía hasta su destino con diferentes vehículo, cumplirá una condena de cinco años por delitos contra la salud pública, tenencia ilícita de armas y grupo criminal. La cocaína se trasladaba con vehículos o en paquetes a través de compañías de transportes. La Policía Nacional averiguó que se realizaron hasta cuatro viajes con materiales estupefacientes vía marítima, escondida en un depósito oculto de un vehículo.

En Mallorca, recibía la droga un empresario de la restauración, que según el escrito de acusación y los demás implicados era el que distribuía la cocaína por la isla. Este empresario es el único de los cinco acusados que ha negado la autoría de los hechos y ha afirmado que nunca se ha dedicado al tráfico de drogas. Sin embargo, la acusación le ha recordado que durante la investigación, se le incautaron 21.500 euros en efectivos. Ante esto, el empresario ha asegurado que el dinero provenía de la práctica profesional de póker y de la caja del restaurante.

Los otros integrantes de la organización también se han declarado culpables y eran los encargados de dirigir las operaciones durante este tiempo en la isla de Ibiza.