Penalva y Subirán afrontan la última semana de prueba personal en el juicio. La próxima concluirá la vista con las conclusiones, informes y última palabra. | Alejandro Sepúlveda

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Abogados con miedo a ir a la cárcel por defender a imputados en el ‘caso Cursach’. La letrada Rosario Molina y uno de sus compañeros de despacho coincidieron ayer al declarar en el TSJIB el temor que sentía el despacho a posibles represalias penales por encargarse de la defensa de un joven rumano denuniciado de forma reiterada por el testigo protegido 29, un excamarero de Tito’s. «Les dije a mis compañeros que en cualquier momento podía ir a prisión y que, por favor, cuidaran de mi marido. Cabía esa posibilidad por lo que veía que sucedía en la causa. Me lo hacían temer como actuaban el juez, el fisal y la policía de Blanqueo».

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La abogada defendía a un joven rumano que fue denunciado en decenas de ocasiones por el testigo 29. Su cliente fue detenido en cuatro ocasiones e ingresó dos en prisión, en medio de constantes declaraciones en su contra del testigo. «Había una persecución brutal hacia mi representado», recordó la abogada y terminó salpicada. Narró un episodio concreto: un careo entre el 29 y su cliente en los momentos más calientes del caso, en 2017. Cuenta que el joven al que asistía estaba detenido y que la policía no le dejó entrar en esa diligencia. Luego protestó por esa vulneración de derechos y se repitió. En ese segundo careo, el 29 comenzó a denunciar que ella le había ofrecido dinero para cambiar su declaración. «Comenzó a desabarrar pero el juez y el fiscal lo utilizaron para decir que yo formaba parte de una organización criminal, que trabajaba para Cursach y su grupo», relató. Presentó dos quejas ante el Poder Judicial pero, el órgano de gobierno de los jueces finalmente dio amparo a Penalva y desestimó sus protestas.

Otro abogado, en este caso el que representó a José María Rodríguez, Juan Manuel Madroñero, también entró en cómo se llevaba a cabo la investigación: «Era una instrucción muy peculiar. Había mucha tensión en las declaraciones y no se corroboraba lo que denunciaban algunos testigos. Era un absurdo, se les daba plena credibilidad sin contatar lo que decían». También compareció ayer una antigua encargada del supuesto burdel de la madame. Habló de amenazas de Subirán con ir al calabozo cuando no ratificó el relato de la antigua testigo protegida.