Bancada de las defensas del juicio. | ALEX SEPULVEDA

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La declaración de la policía local Francisca García fue el momento duro de la sesión. La agente relató cómo fue detenida e ingresó en prisión preventiva por una supuesta trama de espionaje policial que la Audiencia cerró más tarde con un sobreseimiento libre. «Pasé unas navidades en la cárcel, las últimas de mi madre.

A fecha de hoy se el motivo por el cual tuve alucinaciones en los juzgados. Salí de ahí sin saber qué había hecho», recordó. Ingresó por riesgo de destrucción de pruebas cuando ya se había incautado el ordenador en el que se basaba su imputación. Todo giraba en torno a las contraseñas para acceder a un programa. Su testifical no tendrá gran relevancia: por estos hechos solo se acusa por una revelación de secretos.

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Interrogar para que los testigos entiendan las preguntas

El abogado José Ignacio Fuster Fabra y el fiscal, Tomás Herranz, tuvieron una enganchada. El letrado, que representa a la inspectora Blanca Ruiz, preguntaba a un testigo no muy ágil si le informaron de su derecho a no declarar cuando estuvo detenido por el Grupo de Blanqueo.

El testigo decía que le habían presionado para hacerlo. El fiscal interrumpió para pedir al letrado que preguntara con más claridad. «Déjeme a mí que seguro que el testigo me entiende mejor», dijo Fabra. La formuló como quiso. «No le entiendo», respondió el interrogado.

También hay testigos que lían al tribunal

Hay testigos a los que les cuesta explicarse. Pasó con una funcionaria municipal, además jurídica. Fue interrogada como testigo y contó que declaró en el ‘caso ORA’ con miedo de ser detenida. A distintas partes respondió: «No recuerdo haber dicho eso ni haberlo dicho en esos términos» y «si lo pone ahí, lo declaré». Aún fue peor cuando el tribunal le pidió precisiones sobre contratación administrativa.