El imputado telefoneó a Emergències para dar el falso aviso. | Pere Bota

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Un falso aviso al 112 que puede salirle muy caro. Con una condena firme por coacciones a su expareja, no se le ocurrió otra cosa que llamar a Emergències para advertir que su antigua mujer, y madre de su hija, podía estar en peligro. Que tomaba pastillas y no le cogía el teléfono. La Policía se movilizó rápidamente y comprobó que todo era mentira. Y días antes de todo esto estuvo preguntando de manera insistente a su entorno por ella, ya que tenía prohibida la comunicación con su ex. El Ministerio Fiscal solicita para el acusado cuatro años de prisión por un delito de coacciones graves y uno contra el orden público.

Los hechos se remontan a la mañana del 26 de octubre de 2021. Concretamente a minutos antes de las 9.00 horas. Según el relato de la acusación pública, el procesado telefoneó al 112 y manifestó que tanto él como su hija estaban preocupados por la madre de la niña, su expareja. Comentó a la telefonista que la mujer tomaba medicación y no contestaba a las repetidas llamadas telefónicas que le había hecho. El acusado facilitó el domicilio de la perjudicada y también su lugar de trabajo. Una patrulla de la Policía acudió a su residencia y no encontró respuesta. Y las alarmas se dispararon. Antes de avisar a los bomberos para acceder a la vivienda, se optó, y es que ya sospechaban algo, por enviar a otros agentes hasta el lugar de trabajo de la exmujer del imputado. Y allí encontraron a la susodicha, como cualquier otro día, desempeñando su labor en el supermercado.

A la denuncia por estos hechos se unió otra por cuestionar de manera insistente a familiares y amigos por la situación personal y laboral de la madre de su hija. Todo para no incumplir la condena firme que tenía en ese momento. Esto provocó una situación de angustia y desasosiego en la mujer. En unas semanas se volverá a sentar en el banquillo de los acusados en un juzgado de lo Penal de Palma. Se enfrenta a cuatro años de cárcel.