Uno de los operarios durante el vaciado del local. | Alejandro Sepúlveda -

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La antigua sucursal bancaria de San Fernando vive desde los últimos años en constante evolución. Las personas trajeadas y el papeleo propio de un banco dieron paso al silencio. El local quedó totalmente cerrado y abandonado. Con el paso del tiempo unos jóvenes aprovecharon ese espacio para convertido en su guarida, lo llamaban ‘El Caserío’. La sucursal se convirtió en un punto de conflicto.

Ahora, varios trabajadores proceden a limpiar el rastro que estos okupas han dejado en el establecimiento. En el local tan solo quedó lo que no se quisieron llevar y parte de la decoración que por el momento todavía no ha sido retirada. Un gran mural con las firmas de todos los que pasaron por allí luce en una de las paredes. También queda algún colchón viejo, un sofá y varios muebles que los jóvenes decidieron abandonar. En la cocina se pueden encontrar alimentos y utensilios varios entre los que destaca un cuchillo de gran tamaño. Mecheros y bolsas de plástico para guardar ‘cannabis’ son también algo recurrente entre los restos que han dejado. Tanto la policía en un principio, como más tarde los propios operarios, han permitido a los jóvenes llevarse todas sus pertenencias.

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Imagen del mural con las firma de todos los jóvenes que han pasado por 'El Caserio'.
FOTO: ALEJANDRO SEPÚLVEDA
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Atrás quedan ya las fiestas en el interior del antiguo banco que fueron desgastando poco a poco a los vecinos durante más de un año. Un año plagado de intimidaciones y actos delictivos por parte del grupo de jóvenes, de perfiles muy variados, que se instalaron en el lugar. No eran fijos y hasta 40 personas, algunos de ellos menores, fueron pasando por allí tal y como se puede ver en el mencionado mural. Una trifulca con armas blancas el pasado 12 de diciembre fue el principio del fin para los chicos del ‘Caserío’. Aunque no hubo heridos la policía intensificó todavía más el control en la zona y finalmente se procedió a desalojar la antigua sucursal.

Imagen de archivo. Los okupas posan para Ultima Hora en el interior de la sucursal.
FOTO: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

Tras el cierre, los vecinos de San Fernando veían su victoria particular más cerca, aunque temían que los temidos okupas volvieran al local. La propiedad ha dedicado desde entonces sus esfuerzos en reforzar el antiguo banco. Una gran puerta blindada, las paredes del establecimiento cubiertas de planchas metálicas que impiden la irrupción de los okupas e incluso personal de seguridad vigilando la zona. Con todo asegurado y tras algún intento de irrupción sin éxito por parte de los okupas, que tan solo llegaron a dañar ligeramente la puerta y una de las paredes, los operarios han pasado al vaciado del local.

Este miércoles por la mañana la puerta de entrada estaba ligeramente abierta y los trabajadores terminaban de vaciar el establecimiento. Por el momento es todavía un misterio lo que depara el futuro a este polémico local, lo que parece claro es que la huella que dejaron los okupas esta cerca de desaparecer.