El músico Miquel Roldán, de 34 años.

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El cantante del grupo Roldán, Miquel Roldán, ha pedido disculpas por su desaparición voluntaria la pasada Nochebuena. «Hice una apuesta arriesgada y salió mal. Solo espero que con el tiempo las aguas vuelvan a su cauce y seáis capaces de perdonarme», ha escrito el músico, de 34 años, en la página web de su banda.

La cara de Roldán apareció en carteles difundidos de carácter urgente por la asociación SOS Desaprecidos: «Mide 1,75 metros de estatura, tiene complexión delgada, pelo castaño y ojos marrones». El mismo sábado que desapareció publicó su última canción, Aún me acuerdo de ti, y compartió en Youtube el videoclip. El cantante aclara que le parece «perfecta» como canción para dejar la música. «Que la última canción de un músico termine con el suicidio del propio músico... a nivel metafórico me parece brutal». Su madre denunció la desaparición el 24 de diciembre tras ver que había dejado una carta de despedida.

Roldán dio señales de vida cuatro días después. Contactó con su familia y dijo que no quería facilitar su paradero. En la publicación en su página web, bajo el título ¿Por qué? explica que la carta que dejó sobre la mesa no era una despedida. «Era justo lo contrario: la pista que dejaba de que todo estaba bien. En el vídeoclip escribo la palabra Adiós en el sobre. En la carta que dejé sobre la mesa no puse ninguna palabra y la primera frase era: 'Esto no es un adiós'». El cantante señala que en un lenguaje «algo ambiguo» cuenta que va a dejar la música.

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«Los que me conocen saben que soy un poco friki de las escape rooms, de hecho he creado dos en mi casa. Y en una de ellas, la lógica para descifrar uno de los enigmas era la misma que la de la carta. Cualquiera de los amigos que han hecho esa escape room lo hubieran pillado al momento. Pero nadie más vio la carta, solo mis padres y mi hermano».

Un juego de detectives

Roldán señala que su familia se temió lo peor desde el primer momento. «Para ellos la carta fue la confirmación de sus peores presagios. Y evidentemente, toda la culpa es mía». La desaparición del músico se difundió enseguida a través de redes sociales y medios de comunicación. Urgía encontrar al cantante lo antes posible. «La noticia corrió como la pólvora y en apenas unas horas media Mallorca estaba buscando un cadáver. Eso no se parecía en nada al juego de detectives que yo había diseñado, y no tenía ninguna gracia».

Mientras los equipos de emergencias buscaban al cantante, Miquel Roldán estaba en una finca a las afueras de Manacor. Allí pasó los cuatro días que se prolongó su búsqueda. «El 27 por la noche, el dueño de la casa en la que estoy ve mi imagen por la prensa, y me enseña la foto de que me están buscando. Ahí ya veo que la cosa se ha desmadrado, aunque no soy conscicente ni del 10 por ciento de lo que realmente ha ocurrido».

El hombre envió un mensaje de voz a su padre desde el móvil del propietario de la vivienda de Manacor para decirle que estaba bien. «Sigo sin conocer la magnitud real de todo lo que ha ocurrido». El pasado 3 de enero, Roldán volvió a casa de sus padres y encendió su teléfono para empezar a responder WhatsApps. «Ahí es cuando ya empiezo a ser consciente de todo: que se me dio por muerto desde el principio, que gente de mi entorno ha estado buscando mi cadáver en todo tipo de sitios que tenían algún tipo de relación conmigo, que se ha sufrido mucho, se ha llorado mucho y el shock ha sido muy fuerte. Hay gente que me ha recibido con los brazos abiertos (no sin un tirón de orejas), y gente que está muy enfadada conmigo. Entiendo todo tipo de reacciones y pido perdón».