La abogada Teresa Bueyes (derecha) regresó este martes al plenario. | Alejandro Sepúlveda

TW
0

Lo más incriminatorio que dijo el antiguo testigo protegido 30 sobre Bartolomé Cursach es que en BCM se tiraban «toneladas de dióxido de carbono» encima de la gente. El típico humo de discoteca a paladas. De sobornos a policías locales ahora no sabe nada, aunque «he oído cosas». El testigo contó que alertó a Sbert de los riesgos del CO2 y que, a partir de ahí se enfadaron. Cursach debería ser investigado por agravar el calentamiento global en la discoteca.

Noticias relacionadas

Todo el mundo sabe quiénes son los testigos protegidos

Este martes declararon dos supuestos testigos protegidos, el 28 y el 30. El tribunal levantó la protección a ambos por el mismo motivo: todo el mundo ya sabía quiénes eran. Entre otras cosas porque, en estos casos aparecía en varios acontecimientos del sumario y porque el propio exfiscal Miguel Ángel Subirán ya había dado sus datos.

La importancia de la valla

La jornada de este miércoles va a centrarse en una valla. El empresario José Manuel Bover afirma que era ilegal y que Cursach la colocó junto a BCM para que la gente no acudiera a su local. Más o menos en eso se está quedando el juicio.