Bartolomé Cursach, a su llegada a una de las sesiones del juicio. | ALEX SEPULVEDA

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Cuatro testigos, todos ellos empresarios de locales supuestamente coaccionados por la Policía Local. Dos no se acuerdan de nada y los dos que sí dicen que les acosaron pero son incapaces de identificar quién. Las testificales propuestas por la Fiscalía en el macro juicio siguen sin ser concluyentes. El testigo que más tiempo declaró ayer fue el administrador de un bar de la calle Metge Josep Darder de Palma. Afirmó haber sufrido años de calvario por la Patrulla Verde. «Me han tenido vigilado, durante mucho tiempo. Me han tenido acosado y muchas cosas más».

Denuncia que le clausuraron dos veces el local sin motivo. «Me fui a ellos muy enfadado la segunda vez, ‘no pueden cerrarme a mí mis negocios, no tienen capacidad ni poder suficiente’ y me dijeron, ‘o cerramos sa Trobada o nos liamos a hostias’». ¿Quién? No identifica. Solo señala a uno de los acusados por un episodio. Según cuenta, harto del acoso le preguntó a un policía si había otra forma de arreglarlo. Ayer en el juicio sostiene que el agente le pidió dinero y que él no pagó. «Me quedé un poco así».

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Sin embargo, a preguntas de la defensa de este policía reconoció que no estaba seguro al cien por cien de la identidad. Lo reconoció en su segunda declaración en el juzgado sobre unas fotografías y no hay acta que refleje esas identificación. En su tercera declaración, posterior y ya cuando el juez Penalva había sido recusado, dijo que nadie le pidió dinero. «Seguramente porque no me acordaría, no me cabe otra explicación». Este empresario reclama una indemnización de 533.000 euros al Grupo Cursach. «¿Por qué motivo?» le preguntó el abogado del principal acusado. Respuesta: «No lo sé». Tampoco reconoció las numerosas denuncias presentadas en contra de su local, Sa Trobada por vecinos y que se prolongan hasta la actualidad.

El testigo firmó la recepción de esas denuncias cuando se le notificó el cierre en las dos ocasiones. «No he causado ruidos ni molestias a nadie», insistió. Las defensas sostienen que son esas denuncias continuadas las que explican las numerosas presencias de la Patrulla Verde. «¿No le parece lógico que cuando un ciudadano denuncia la policía acuda?». También admitió que otro local que gestiona no ha sufrido ningún tipo de presión policial.

Otro empresario que relató presión policial no reconoció tampoco a ningún policía acusado. En este caso explotaba un local en Platja de Palma. su local fue cerrado en tres ocasiones. El fiscal le pidió que identificara qué policías le acosaron. En instrucción identificó a uno. Ayer, miró al banco de los acusados y no reconoció a nadie. De nuevo, el reconocimiento fotográfico no está incorporado a las actuaciones, algo que la presidenta preguntó en dos ocasiones. Los otros dos testigos habían identificado en instrucción a cuatro agentes de la Policía Local. Dos de ellos por exigir y cobrar sobornos y otros por consumir droga en el establecimiento. La mujer se escudó en su avanzada edad y afirmó que no se acordaba de nada. El hijo dijo lo mismo pero la excusa fue que sufrió un accidente de patinete hace unos meses.