Control de la Guardia Civil. | OPC

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Ya es mala suerte. Un pequeño camello marroquí, de 18 años, circulaba el viernes pasado tranquilamente por la carretera Campos-Porreres, pensando en hacer el agosto vendiendo polvo blanco. No tuvo en cuenta dos detalles: la Ley de Murphy y a la Guardia Civil.

El magrebí desconocía que esos días la Benemérita había iniciado un plan específico contra el menudeo en la zona de Campos y de Cala d’Or. Los agentes del cuartel de Manacor montaron controles relámpago y el día de los hechos, cuando ya había caído la noche, repararon en un coche que se acercaba a los funcionarios. El conductor, de repente, se detuvo y realizó una maniobra evasiva, que puso en peligro a otros vehículos. Si todo aquello ya era sospechoso, cuando bajó la ventanilla del copiloto y arrojó una serie de efectos el tipo se delató.

Las 85 papelinas de cocaína y los 285 euros intervenidos. 

Lo siguieron a distancia y antes de que pudiera reaccionar lo detuvieron, mientras otra patrulla peinaba la zona del lanzamiento, donde hallaron 85 dosis de cocaína, preparadas para su venta, y 285 euros. El joven, cabizbajo, no ofreció resistencia. Además de ser arrestado, lo multaron por la infracción de tráfico. Mal día para dejar de fumar.