La fiscal ha calificado de «surrealista» el relato de los hechos del acusado. | Alejandro Sepúlveda

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El hombre que mató a su compañero de piso con unas tijeras en Son Gotleu en 2019 ha trasladado este miércoles el pésame a los familiares de la víctima, pero ha rechazado disculparse.

El hombre ha hecho uso de su derecho a la última palabra al terminar el juicio que durante los últimos tres días se ha celebrado con un jurado en la sede de la Audiencia Provincial.

Lo ha hecho asistido por una intérprete, ya que es portugués, aunque entiende algo de español.

El hombre ha expresado el pésame a los familiares del fallecido, pero cuando ha escuchado que la intérprete traducía sus palabras por «pedir disculpas», la ha interrumpido para corregirle.

Entonces, la intérprete ha aclarado que el procesado no pedía perdón: «Considera que no se tiene que disculpar porque no tuvo intención [de matarlo]». Cabe recordar que el hombre admite que clavó las tijeras en el cuello de su compañero, pero sostiene que fue de forma accidental -por una caída de la víctima sobre la punta de las tijeras- y en defensa propia.

En su turno de última palabra, el procesado, de 79 años, ha vuelto a escenificar cómo ocurrieron los hechos y ha insistido repetidamente en que tenía una buena relación con la víctima.

La Fiscalía ha mantenido su petición de 12 años y medio de cárcel y la acusación particular ha reiterado su petición de una pena de 13 años de prisión. Por su parte, la defensa pide la absolución «por haber actuado en legítima defensa».

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En su informe final, la fiscal ha rechazado que el acusado actuara en defensa propia, recalcando que los compañeros de piso escucharon la discusión entre ambos, un estruendo y a la víctima decir «qué me has hecho».

La fiscal ha calificado de «surrealista» el relato de los hechos del acusado, y también ha cuestionado que no intentase socorrer a la víctima taponando su herida o llamando a emergencias -fueron los compañeros de piso quienes dieron el aviso-.

Además, la Fiscalía ha pedido al jurado no dejarse convencer por la imagen de un anciano desvalido que, entiende el Ministerio Público, ha intentado trasladar la defensa. La acusación ha afirmado que el hombre había trabajado para el Ejército y «con un golpe certero ocasionó la muerte de una persona».

En todo caso, la fiscal ha recordado que «la ley se aplica igual» a las personas de su edad, y que incluso si fuera cierto que la víctima amenazase con una botella al acusado, ello no justificaría «un ataque brutal».

En la misma línea se ha pronunciado el abogado de los familiares de la víctima, que ha incidido en que hubo «un ataque mortal con unas tijeras en una zona vital», algo «incompatible con una imprudencia».

Por su parte, el abogado defensor ha considerado que «roza el ridículo» el argumento de la Fiscalía de que el acusado fue militar, basado en las declaraciones de un testigo, pero sin aportar un informe laboral. «Este señor no es Rambo. Tiene 80 años», ha enfatizado el letrado.

La defensa también ha subrayado que «todo sucedió en milésimas de segundo» y ha considerado que no ha quedado suficientemente acreditada la culpabilidad de su representado.

El jurado se reunirá este jueves para deliberar y emitir un veredicto.