En los polígonos de Son Castelló, Can Valero y Son Rossinyol hubo desfase toda la noche. | Youtube Ultima Hora

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Madrugada de alcohol, drogas, botellones y fiestas ilegales con total impunidad en Palma. Una semana más, cientos de jóvenes, gran parte de ellos desfasados, se lanzaron a las calles para participar de improvisadas fiestas clandestinas. En la madrugada del sábado al domingo, los puntos conflictivos, según información policial a la que ha tenido acceso Ultima Hora se centraron en los polígonos de Son Castelló, Son Rossinyol y, especialmente, en Can Valero (entre el gimnasio Mega Sport y el antigo IO). En estas zonas, grupos de entre 30 y 40 jóvenes, campaban a sus anchas consumiendo alcohol con los maleteros de los coches abiertos y la música a todo volumen.

Durante toda la jornada dominical fueron muchos los chicos que participaron en las fiestas ilegales que subieron las grabaciones realizadas del desfase a sus redes sociales.

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La prohibición de abrir las salas de fiesta fijada por el Govern balear una semana más está generando la proliferación de botellones masivos, fiestas en chalets, fincas, viviendas particulares y carreras ilegales en los polígonos. El Govern mantiene la prohibición de apertura de las discotecas y salas de fiesta con aforo superior a 300 personas. De hecho, también prohíbe abrir a todos aquellos locales de menos de 300 personas en las zonas de la Playa de Palma, Magaluf y el West End de Eivissa.

«Salir vamos a salir. Llevamos toda la semana trabajando y los viernes y sábados son los únicos días que nos podemos juntar con los colegas. Si no nos dejan ir a las discotecas pues tendremos que improvisar nosotros mismos la fiesta», añade uno de los participantes del botellón de Can Valero.

Los responsables de los locales de ocio muestran una semana más su indignación y cargan duramente contra las autoridades. «Hoy (domingo) hemos leído en el periódico que dicen las autoridades que temen un rebrote de la COVID19 por la actitud relajada de los jóvenes. El problema no es de ellos es de un Govern balear que actúa de espaldas a los ciudadanos. ¿Qué costaría marcar unas normas estrictas de control de aforo, sanitarias e higiénicas en todas las salas de Baleares? De esta manera se evitarían las fiestas ilegales en chalets o los botellones.