Diecinueve agentes de la Guardia Civil de Baleares han desarticulado una organización que traficaba con droga a escala internacional. | Archivo

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«Yo, sinceramente, así no puedo vivir. Venir contratado para una cosa y hacer de chacha… yo no soy la criada de nadie. He estado quitando basura, limpiando el barco, es mucho para mí». Miguel Fernández, patrón de barco de 48 años y origen gallego, descuelga el teléfono a uno de sus jefes, Francesco Corradin, ‘Tano’, en aguas de Italia. Son las 17.15 horas del 7 de mayo de 2019. El hombre, que tiene antecedentes por tráfico de drogas en 2003, transporta 6.000 kilos de hachís con dos marineros que no colaboran en las tareas de limpieza. Parecen dos mástiles más del velero. «A ver... mira, escúchame. Llevo aquí días, muy cansado, esta gente no se levanta, no me friega la cubierta. Hay que limpiar esto, que es un barco para lo que es».

Miguel Fernández pertenece al clan de Los Alvaritos de Cambados y lleva un mes a bordo del ‘Gael’, de 13 metros, con Jonathan Rincón y Gustavo Adolfo Franco, colombianos de 30 y 29 años. Alquilaron el barco a principios de abril en Palma y se dirigieron a la costa de Orán, en Argelia, donde recogieron seis toneladas de hachís, según se desprende de la investigación realizada por 19 agentes del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil de Baleares y la Policía Judicial de Algaida.

La travesía siguió en dirección a Italia, pero un temporal y la falta de pericia de Fernández para navegar en condiciones adversas obligaron a los tres hombres a deshacerse de la mercancía. Los servicios de guardacostas italianos los rescataron cerca de la isla de Lampedusa y los acompañaron al puerto más cercano. El ‘Gael’ sufrió importantes daños y averías técnicas que retrasaron su regreso a Mallorca hasta junio. El patrón y los dos tripulantes atracaron el velero en un amarre diferente para evitar dar explicaciones a la empresa a la que lo arrendaron.

Tras el primer intento fallido, la presunta organización criminal, compuesta por al menos 19 personas de distintas nacionalidades (España, Italia, Colombia, Marruecos y Túnez), decidió adquirir una embarcación en Roma para llevar a cabo una nueva descarga. El velero ‘Ainez’, de 16 metros, estaba amarrado en la isla Sacra del río Tíber.

Rituales

El líder de la red era Juan Ibáñez, ‘Cucho’, un catalán de 58 años que residía en un espectacular chalé en Sant Quirze del Vallès, Barcelona. En el baño de la suite que compartía con su mujer realizaban rituales cada vez que uno de sus barcos salía a ‘faenar’. Encendían una vela en el lavamanos con estatuillas de vírgenes y estampitas.

La tripulación de la segunda misión iba a ser la misma. La travesía se inició el 22 de junio en Italia y en tres días llegaron al puerto de Tabarca (Túnez), donde permanecieron un largo periodo hasta que el 20 de septiembre recibieron la orden de continuar con la navegación hacia Argelia. Al cabo de tres días tuvieron que detenerse por las condiciones meteorológicas y averías técnicas en el motor. Se refugiaron en Argelia y posteriormente en Almería. Había que buscar una alternativa.

La banda, a finales de junio, había comprado una golondrina llamada ‘Jumbo III’, que estaba atracada en Blanes (Catalunya). Esta vez una tripulación distinta se encargaría de realizar la operación. El patrón sería Jordi Casañé, catalán de 45 años, y le acompañarían Valentín López, mallorquín de 27, y Marcos, de 33 y origen colombiano. Esta embarcación se activó el pasado 25 de marzo con la intención de cargar 8.000 kilos de hachís, según han podido constatar los investigadores a través de los pinchazos telefónicos. Dos días después, el mallorquín contacta con el jefe de la organización y le explica que llevan cinco horas tirados a unas 60 millas del punto de carga. Los motores se han averiado y el patrón del barco está tumbado en el suelo bajo la influencia de las drogas y el alcohol. No se puede levantar ni abrir los ojos.

El día 29, el petrolero ‘Johan Schulte’ avista el ‘Jumbo III’ envuelto en llamas al sureste de Almería y rescata a los tres tripulantes en una balsa a la deriva con quemaduras y signos de hipotermia.

La última esperanza de la organización era reactivar el ‘Ainez’, que se desplaza a Canarias por la presión policial. El velero cambia de ruta y zarpa, el pasado 15 de abril, de Fuerteventura para cargar 6.000 kilos de hachís frente a la costa de Marruecos. El día 28, una patrullera de la Armada de Senegal y otra de la Guardia Civil abordan el barco y detienen a los tres tripulantes, Miguel Fernández, Jonathan Rincón y Gustavo Adolfo Franco, que lanzan a la desesperada algunos fardos al mar.

La intención de los narcotraficantes era intercambiar una parte del hachís en Senegal por 250 kilos de cocaína que introducirían luego en España. Al menos 19 integrantes de la red fueron arrestados a continuación en Galicia y Catalunya e ingresaron en la cárcel. Algunos permanecen huidos, pero la ‘operación Ygara’ sigue abierta.

Miguel Fernández, patrón del ‘Gael’ y el ‘Ainez’, volvía a ser detenido 17 años después de que lo sorprendieran en Gran Canaria cuando arrojaba 290 kilos de droga al mar. Las velas, las vírgenes y las estampitas que colocaba ‘Cucho’ en el baño no sirvieron de nada. La batalla naval la ganó la Guardia Civil, que ha dejado tocada y hundida la banda y la flota de barcos que transportaban droga desde la costa norte de África.