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El parque infantil que se ha derrumbado este lunes pasadas las seis de la mañana en el barrio de Nueva Montaña de Santander ocupa una superficie similar a la de un campo de fútbol. Así lo ha asegurado el consejero de Vivienda del Gobierno de Cantabria, José Luis Gochicoa, que ha apuntado a deficiencias de construcción en relación a las posibles causas del suceso, que algunos vecinos atribuyen al mal estado de la infraestructura. No pocos respiran aliviados por el hecho de que el derrumbe haya sucedido a esa hora; en caso contrario habría que lamentar ingentes daños personales.

Según ha informado el servicio de emergencias del 112 en Cantabria, las primeras llamadas de aviso se han dado a las 6.30 horas en la zona colindante a la calle Francisco Tomás y Valiente de la capital santanderina. Rápidamente se han movilizado a la zona los bomberos, Policía Nacional, sanitarios del 061 y policía local, ocupándose en primer lugar de descartar que en la zona existieran personas atrapadas.

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Algunas fuentes indicaban que los vecinos oyeron poco después de las seis horas dos explosiones seguidas, aunque parece claro que no las hubo y que tan solo se escuchó el gran estruendo del colapso. No era para menos, pues una amplia zona infantil, con pistas deportivas, cedió, llegándose a hundirse algunas zonas casi dos metros. Según narra la prensa local, la alcaldesa Gema Igual pedía megáfono en mano que los vecinos fueran piso por piso preguntando si estaban todos bien, o si echaban a alguien en falta. Así se ha llegado a la consideración que el suceso no ha causado daños personales, aunque los perros de la Policía han rastreado la zona.

El hundimiento ha causado un enorme revuelo y los propietarios han entrando con cuentagotas para retirar los vehículos que no han sufrido daños. Algunos vecinos aseguran que el estado del aparcamiento, con humedades y charcos de agua filtrada continuos, no hacía presagiar nada bueno. Han criticado que de forma infructuosa se hayan pedido revisiones y controles, con el fin de evitar algo como lo que ha sucedido finalmente.

Algún que otro vecino comentaba, todavía impactado, que si la zona llega a hundirse por la tarde estaríamos hablando de una tragedia, puesto que son decenas los niños que a diario juegan allí.