Nada más producirse el accidente aéreo los vecinos de las fincas afectadas y colindantes acudieron al auxilio de las víctimas . Con mangueras y cubos lanzaron agua para tratar de apagar las llamas. | IGNASI MOYÀ LLOMPART

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Los análisis practicados a los pilotos de la avioneta y helicóptero accidentados en Inca el pasado 25 de agosto de 2019 han dado negativo en alcohol. Ultima Hora ha tenido acceso a las diligencias judiciales de la investigación en las que se destaca las numerosas contradicciones de los diferentes testigos a la hora de analizar las causas del trágico accidente donde fallecieron siete personas. Existen diversas ubicaciones de posición (arriba o abajo) de las aeronaves en momento de producirse la colisión. En lo único que están todos de acuerdo es en afirmar que las aspas del helicóptero golpearon a la avioneta provocando su caída.

Uno de los testimonios más reveladores y dramáticos lo aporta una de las vecinas del Camí Vell de Costitx, que junto con una piloto de la compañía EasyJet y otras personas acudieron en auxilio de las posibles víctimas.

«Me encontraba en el interior del jacuzzi y estaba mirando el cielo hacia la zona de Sencelles-Costitx. En ese momento observé como un primer helicóptero de color oscuro y pequeño estaba sobrevolando mi finca dirección Tramuntana. Al cabo de menos de un minuto, observé como otro helicóptero estaba haciendo el mismo trayecto. A una distancia de la vivienda de unos 300 metros, pude ver desde la dirección del aeródromo de Binissalem una avioneta de color blanco dirección Alcúdia», apunta la vecina. En las diligencias consta que «la dicente observa cómo la avioneta viene por su lado derecho y el helicóptero justo de frente. Ninguno de los dos pilotos ve al otro aparato, hasta que a escasos metros de distancia el uno del otro, parece que ambos pilotos se dan cuenta de la presencia de la otra aeronave». Fue entonces cuando «el helicóptero se encontraba en la zona superior y realizó un giro hacia su lado derecho y bajó. La avioneta que iba por la parte más baja del helicóptero al pasar por debajo de este da velocidad y elevó su morro. Acto seguido, se produjo la colisión mortal», se recoge en las diligencias.

«Al observar que el helicóptero se iba a estrellar muy cerca de mi posición, salí del jacuzzi corriendo y me refugié dentro del porche de mi casa. No pude ver el impacto de la aeronave contra el suelo, pero sobre mi finca iban cayendo trozos del aparato. En mi vivienda residen dos amigos de los cuales una chica es piloto de avión de EasyJet. Salimos todos corriendo hacia el lugar del impacto, a unos 20 metros de una vivienda. Al llegar, me quedé más retrasada y la piloto y su pareja se acercaron al aparato siniestrado. Cuando se encontraban a escasos metros del helicóptero, la piloto detectó la presencia de queroseno y gritó a los allí presentes: ‘Queroseno, va a explotar'», señala en su testifical.

Los tres testigos se alejaron del lugar y se refugiaron detrás de un gallinero. Justo tras situarse tras la pared del citado gallinero, el helicóptero explotó de manera violenta y a escasos segundos se registró una segunda explosión, esta de manera más leve.

«De la primera explosión puedo decir que fue muy grande y que llegamos a percibir una onda expansiva. Tras esto, fuimos a buscar manguera y cubos para tratar de apagar el fuego. En cuestión de segundos, cinco o seis vecinos llegaron con cubos y comenzaron a lanzar agua».

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Testifical

Pablo Ruiz, jefe de vuelos del aeródromo de Binissalem, lugar desde donde despegó la avioneta siniestrada, testificó en sede policial que «según lo escuchado por los testigos presentes, el helicóptero volaba bajo y con lo que respecta a la aeronave hacia un vuelo recto hacia Alcúdia que se demuestra que llevaba la altura correspondiente. Que no se vieran implica que el piloto del helicóptero volaba por debajo de la avioneta».

Causas

Neal Meter, piloto de helicóptero compañero de Cedric Leoni (fallecido), contactó instantes antes del siniestro y éste no le comentó nada sobre si su aeronave tuviese algún tipo de problema técnico. Para el profesional, el espacio en el que tienen que volar es entre 500 y 1.000 pies, siendo un espacio muy estrecho, con poco margen de maniobra y saturado por aeronaves ligeras que no están obligadas a tener una emisora operativa.

Piloto comercial

La piloto de avión que presenció los hechos entiende que «es algo habitual ver aeronaves sobrevolando la zona. La mayoría vuela a una altura de 300 a 600 metros más o menos. Yo trabajo como piloto de vuelos comerciales y creo que es una altura razonable para una zona poco urbanizada. Quizá volara bajo para no invadir la zona aérea controlada que utilizan los aviones comerciales para aterrizar en Son Sant Joan»