El responsable del equipo Reacción, durante la entrevista en Palma. | Alejandro Sepúlveda

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La alineación titular del equipo Reacción de la Policía Nacional la forman cinco funcionarios experimentados. El responsable del grupo que caza a los ladrones de la banda del Rolex es un madrileño de 36 años que lleva un Festina. Hace un mes y medio que dirige a la brigada creada ex profeso para luchar contra este tipo de delincuentes que actúan en Palma. Lugares como El Born, las Ramblas o Jaime III son su hábitat natural. «Este verano hemos atendido 16 denuncias de sustracciones de relojes de alta gama en el centro de la ciudad», informa el inspector jefe de Grupo de la comisaría Centro.

Los asaltantes viajan de Nápoles a Mallorca en grupos de dos o tres personas. Son jóvenes, de entre 20 y 30 años, que suelen estar en forma. Huir corriendo tras el golpe forma parte de su ‘trabajo’. «Vienen un corto espacio de tiempo y, en cuanto consiguen dar un palo y se hacen con un reloj de alta gama, se marchan», explica el policía. Rara vez se quedan en la Isla tras el robo.

En el último mes se han detenido a siete personas procedentes de tres grupos de ladrones distintos. Todos han ingresado en prisión. Los primeros arrestados perpetraron el robo un miércoles. La Policía Nacional montó un dispositivo especial de localización y al día siguiente los sospechosos acudieron a la misma zona, donde fueron identificados. Mordieron el anzuelo de los agentes. «Unos toman mayores medidas de seguridad y otros menos. Estos estaban más confiados y repitieron zona».

Los policías han intervenido los teléfonos de los italianos y están realizando gestiones para averiguar si pertenecen a la misma organización. «Creemos que son de la Camorra y allí no es que tengan un único líder. Son células de diferentes familias». Hay un dato curioso. «No puede venir cualquiera a robar relojes y luego venderlos al mejor postor. El capo les tiene que dar autorización y luego disponen de sus canales de salida. Vuelven con el botín a su país y tienen que rendir cuentas allí con quien les envía».

Los Rolex son los más conocidos, pero no los más caros. «El primero de los relojes que recuperamos era un Patek Philippe valorado en 70.000 euros». El ojo avizor de los delincuentes casi nunca falla. No roban imitaciones. «Y si se equivocan nadie va a venir a denunciar que le han robado una copia de 30 euros de un Rolex».

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El investigador cuenta que los delincuentes portan documentación falsificada para dificultar su rastreo. «O les identificas de manera inmediata para evitar su salida del país o estás perdido. Se registran en hoteles con una identidad y vuelan con otra. Lo que realmente perseguimos son caras. Una vez que procedemos a su detención colaboramos con las autoridades italianas para que nos ayuden a identificar a estas personas», comenta el inspector.

Riesgo

El principal motivo por el que ingresan en prisión es que existe un riesgo «total» de incomparecencia ante la Justicia española. «Si yo no sé su identidad real no tengo forma de buscarlo».

Existen formas para prevenir los ataques. «En primer lugar hay que desconfiar. Normalmente estas personas entran con un empujón a la víctima, que cae al suelo, y muchas veces no sabe si ha sido un encontronazo y si el sospechoso le está ayudando a levantarse. Ellos se basan en la sorpresa y en la rapidez. Otra opción es no hacer ostentación exagerada cuando se lleve un reloj de alta gama y permanecer un poco atento. Desconfiar si alguien se acerca con cualquier pretexto».

El modus operandi de la banda es sencillo, rápido. Uno de los asaltantes comete el delito y otro le espera para huir enseguida en un ciclomotor, alquilado previamente con documentación falsa. A veces tienen un segundo vehículo de apoyo. Dejan la moto abandonada y se dan a la fuga en el coche.