Momento en el que policías nacionales y guardias civiles de paisano se llevan detenido al condenado, tras reducirlo. | Alejandro Sepúlveda

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«¡Me mato, me mato, yo no voy a la cárcel!». Un joven de origen marroquí al que este miércoles por la mañana le estaban leyendo su condena a siete años y medio de cárcel por una violación cogió unas tijeras de la Audiencia de Palma y amenazó a los funcionarios que estaban con él. Al final, los guardias civiles, apoyados por policías nacionales que acudieron en su ayuda, pudieron reducirlo y lo trasladaron a prisión.

El incidente se produjo sobre las 11.00 horas, cuando al acusado lo llevaron a unas dependencias judiciales para notificarle la condena que los jueces acababan de dictar contra él. A medida que los funcionarios le leían la pena, el individuo fue poniéndose nervioso y finalmente saltó sobre una mesa y cogió unas tijeras.

El joven, gritando, amenazó con autolesionarse e insistió en que no iría a prisión. Luego, movió las tijeras amenazadoramente y los funcionarios que lo rodeaban se apartaron, para que se calmara. Se dio la circunstancia de que en el patio de la Audiencia había un gran dispositivo policial porque iban a ser juzgados un padre y su hijo, por una brutal agresión a un agente, y cuando fueron alertados por el funcionario que había salido corrieron en apoyo de sus compañeros.

Sin embargo, los dos guardias civiles ya habían podido desarmar al joven y lo tenían reducido. Seguía muy nervioso, aunque cuando se vio rodeado de agentes empezó a calmarse y ya no ofreció resistencia. A continuación, lo esposaron y lo introdujeron en un Seat de color azul que utiliza la Benemérita para trasladar a la cárcel a condenados. Al mediodía, ya había ingresado en el centro penitenciario de Palma.

Condena

Mouad El Khouli se alteró nada más conocer que había sido condenado a siete años y medio de cárcel por violar a una joven que conoció por Badoo en 2015. El hombre deberá indemnizarla con 25.000 euros. El tribunal considera probado que creó un perfil en la red de citas con un nombre y una foto que no le correspondían. A principios de junio quedó con la víctima en el domicilio de ella, en Palma. La joven siguió sus instrucciones y le esperó en ropa interior y con los ojos vendados. La perjudicada sospechó que no era el que aparecía en la foto y, tras quitarse la venda, le dijo que se marchara. El acusado se fue, pero horas después la amenazó con publicar un supuesto vídeo del encuentro si no quedaba de nuevo con él. La chica accedió y el hombre la violó.