Los dos guardias civiles durante el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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Dos guardias civiles acusados de denunciar falsamente a un hombre por conducir ebrio en la Marina de Botafoc de Ibiza han negado este lunes en el juicio haber falseado la denuncia, mientras el supuesto infractor ha asegurado que ni siquiera arrancó el coche, en el que estaba descansando y charlando con dos amigos.

En el juicio, que ha comenzado en la Audiencia de Palma, los guardias civiles afrontan una petición de condena de 8 años y un día para cada uno e inhabilitación para su profesión, acusados de falsedad documental, denuncia falsa y detención ilegal, por unos hechos ocurridos en la madrugada del 25 de abril de 2012 en una marina privada del puerto de Ibiza.

El hombre fue detenido por conducir bajo los efectos del alcohol y estuvo en dependencias policiales durante más de dos horas. En mayo de 2013, un Juzgado de Instrucción archivó las actuaciones con él, porque la Fiscalía determinó que no circuló ese día con el vehículo, que estuvo en todo momento aparcado.

Antes de que comenzaran las declaraciones de los acusados y de los testigos, el tribunal ha visionado un vídeo de seguridad de la instalación portuaria de aquella madrugada.
Uno de los guardias civiles ha explicado al tribunal que esa noche, estando de patrulla en el puerto, apreciaron el movimiento de un vehículo cuyo conductor iba sin cinturón de seguridad, pararon a su lado impidiendo que saliera y, al darse cuenta de que estaba ebrio decidieron identificarlo y pidieron la presencia de la Policía Local para hacerle un control de alcoholemia.

Al dar positivo, los policías locales lo condujeron a comisaría donde dos nuevas pruebas confirmaron el resultado positivo por lo que fue detenido.

Sobre el atestado por conducir bajo los efectos del alcohol, el guardia civil ha afirmado: «Lo que está escrito es la verdad de lo que ocurrió esa noche. Vi la rueda girando y percibí movimiento, no se ha falseado en ningún momento».

Sobre el hecho de que el detenido negara estar conduciendo, el guardia civil ha dicho que dio varias versiones distintas a lo largo de esa noche. Según el agente, no tuvieron ningún tipo de problema con el detenido ni con sus amigos: «Ni nos faltaron al respeto ni nosotros a ellos, era una intervención policial normal y corriente», ha afirmado.

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El otro guardia civil, que solo ha respondido a preguntas de su abogado, ha insistido en que el vehículo estaba «arrancado, con las puertas cerradas, las luces puestas, el conductor con las manos en el volante y girando las ruedas». Ha dicho que percibió movimiento y además vio «la luz de marcha atrás reflejada en el vehículo trasero».

El detenido aquella noche ha declarado en el juicio que había ido a tomar unas copas con unos amigos, salieron de un bar y se metieron en el coche a esperar a unos compañeros con los que habían quedado y a fumar un cigarro, cuando la patrulla de la guardia civil se puso a su lado: «Nos hicieron bajar, nos registraron, no eran buenas maneras», ha afirmado.

Ha admitido que había consumido varias bebidas alcohólicas, ha asegurado que nunca arrancó el motor, ha detallado que las luces se encendieron al abrir el vehículo y ha insistido en que «el coche estuvo parado en todo momento».

«Posteriormente nos amenazaron de que me iban a hacer soplar y aparecieron después de la Policía Local con el etilómetro para que soplase. Después ya espabilé porque me llevaron de paseo por todas las policías y me metieron en un calabozo», ha relatado.

Uno de sus acompañantes ha coincidido en que estaban esperando a unos amigos y oyendo la radio en el coche que estaba aparcado cerca del bar al que habían acudido, cuando llegaron los guardias civiles. «Se enredó el tema e increparon contra nosotros», ha dicho.

Según el testigo, los guardias se enfadaron cuando le dijo a su amigo que no siguiera hablando con ellos y que ya llamarían a un abogado. «Las primeras palabras fueron 'os váis a cagar chavales, no sabéis dónde os habéis metido, os vamos a meter un puro que os váis a cagar'», ha asegurado.

El otro amigo del conductor detenido ha insistido también en que el coche estuvo siempre parado y ha descrito la actitud de los guardias civiles como inapropiada y con «una forma chulesca de hablar».

El juicio continuará el 13 de marzo con las declaraciones de dos testigos, las conclusiones e informes finales.