Imagen del asesino confeso de Laura Luelmo, Bernardo Montoya. | Efe

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El autor confeso del asesinato de Laura Luelmo, Bernardo Montoya, ha cambiado por tercera vez su versión de los hechos. En su última versión, que recoge el medio ABC, asegura que a la víctima «la mató una novia suya llamada Josefa, una exreclusa a la que conoció cuando estuvo internado en la cárcel de El Puerto de Santa María (Cádiz)».

Bernardo reveló tras ser detenido que había ido a visitar a esa mujer, Josefa G. C., que vive en Jerez de la Frontera, mientras la Guardia Civil buscaba a Laura Luelmo, ha podido saber el medio nacional. Y, por lo visto, no fue la única mujer. Tal y como comprobaron los investigadores, el viernes 15 de diciembre Montoya se dirigió a la cárcel de Huelva para mantener un 'vis a vis' con la que se supone que es su pareja actual, otra interna a la que se refirió en su declaración. Según ABC, el asesino «aseguró que esta segunda mujer no sabía nada de lo que había hecho y que en su visita a Josefa disimuló con ella y con la madre de la mujer, su supuesta suegra».

Bernando Montoya está ingresado en un módulo de aislamiento de la cárcel de Morón de la Frontera (Sevilla). Hace un par de semanas dijo a un funcionario de esa prisión que iba a contar la verdad: esta nueva versión afirmaba que fue Josefa, a quien se refirió como su exnovia, quien acabó con la vida de Laura por celos.

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El preso hizo un escrito en el que explica que «por respeto a mi familia no voy a quedar como un asesino y violador de una chica con la edad de mi hija». «Decidí autoinculparme para librar a mi exnovia de la cárcel. Yo ya estoy acostumbrado a esta vida. Pero no me voy a comer el marrón de Josefa», continúa. «Llevaba tres años sin saber nada de Josefa pero se presentó en mi casa y le invité a pasar. Luego salí a preparar un brasero de leña (...) y vi salir a una chica joven y preciosa. Me preguntó por un supermercado y le di las indicaciones».

Según este relato, Montoya encontró a la profesora y a su exnovia discutiendo en el salón y Josefa le dio un golpe en la cara con el palo de una escoba, la maniató y la llevó al dormitorio, donde la mató con un martillo.

Esta historia no encaja con lo que vieron los vecinos de la zona ni con los datos que se ha aportado la autopsia. Por lo visto, esta versión puede ser un intento de venganza hacia Josefa. Los padres de Laura Luelmo se manifestaron por primera vez hace escasos días con una carta a las Cortes de Castilla y León en la que aseguraban que el Estado ha «fracasado estrepitosamente al no ser capaz de garantizar el derecho a la vida y a la integridad física de nuestra hija al exponerla a un ser monstruoso».