Los clanes que controlan la venta y distribución de la droga en Son Banya están regresando de nuevo al poblado. | Alejandro Sepúlveda

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Los clanes que controlan la venta y distribución de la droga en Son Banya están regresando de nuevo al poblado ante el intento fallido del desmantelamiento del poblado.

Fuentes policiales consultadas por Ultima Hora han confirmado que, desde hace unos meses, han detectado que la fuga paulatina de miembros de los citados clanes a otros puntos de la ciudad se ha visto frenada drásticamente y que muchos de ellos han regresado. No obstante, el número de puntos de venta del poblado chabolista y la actividad delictiva sigue siendo exactamente la misma que años atrás.

La amenaza real del desmantelamiento y derrumbe de algunas barracas llevadas a cabo por parte del Ayuntamiento de Palma supuso que algunos clanes decidieran fijar su residencia y exportar el negocio de la venta de droga a otros puntos de la ciudad. La Policía Nacional tomó cartas en el asunto y frustró cualquier tipo de intento de establecerse en barriadas conflictivas.

Control del negocio

A pesar de que en los últimos meses la fuga de integrantes de los clanes gitanos que dominan la venta droga fue significativa, seguían manteniendo intacto el control del negocio. Es decir, dieron un paso atrás abandonando la primera línea de fuego, pero controlando el negocio del denominado ‘polvo blanco’.

Ahora, según la Policía Nacional, quienes realizan las ventas a pie de calle son, en su gran mayoría, sudamericanos contratados para vender en los algo más de 24 puntos activos del hipermercado de la droga.

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De esta manera, los clanes mantienen el poblado como centro de distribución y venta, pero no como lugar de residencia. La gran mayoría de los clanes más importantes disponen de viviendas ubicadas en diferentes puntos de la ciudad.

El control de Son Banya está muy disgregado. Clanes históricos como El Ove , El Andújar , El Ico Pequeño , El Raúl , La Sole , Los Valencianos , El Cabrero , y La Eva mantienen los 24 puntos de venta activos, pero han extremado su seguridad para evitar ser detenidos.

El precio estándar de la mercancía ronda entre los 55 y 60 euros por gramo. A todo ello hay que sumarle la venta al por mayor que ejercen algunos clanes y que después se vende al menudeo. La adicción a los estupefacientes, especialmente a la cocaína, ha pasado de ser algo dirigido a clases marginales para apostar por el mercado de las clases medias o altas.

En los últimos años, la Policía Nacional ha incrementado su presencia y las operaciones han sido más continuas.

A finales del mes de octubre, el Grupo Popular en el Ayuntamiento de Palma anunciaba su salida del pacto de desalojo de Son Banya y reubicación de las familias del poblado, al considerar insuficiente la información facilitada por el Ayuntamiento de Palma sobre sus planes al respecto. Marga Durán, líder de los populares en Cort, explicó que su partido se adhirió a un plan que daba cumplimiento a una sentencia judicial, con el compromiso de una gestión transparente, un trabajo de campo pormenorizado y un análisis detallado caso a caso. «Se ha incumplido sistemáticamente, ya que «se nos ha denegado el acceso a la información», concluyó Durán.

La postura del Grupo Popular es muy similar a la del de Ciudadanos, también en la oposición, y que también anunció su salida del acuerdo por considerar que el asunto está siendo tratado con opacidad por parte del equipo municipal de gobierno. Ante la ruptura del acuerdo político, los problemas generados en las tareas de derrumbe y el proceso judicial abierto, han sido muchas las familias que han regresado al ‘súper’ de la droga.