Cursach, el día que fue a entregar el pasaporte. | M. À. Cañellas

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Bartolomé Cursach irá a juicio por llamar en tres ocasiones «subnormal» al juez que ordenó su prisión preventiva, Manuel Penalva. La magistrada que instruye el caso ha dictado un auto en el que inicia los trámites para que el empresario sea enjuiciado por un delito de injurias graves contra autoridad. La pena, en cualquier caso, sería de multa. En el mismo auto, la jueza descarta la petición de archivo formulada por la defensa.

La resolución sostiene que existen suficientes indicios de que, el día después de salir de prisión, Cursach fue al juzgado a entregar su pasaporte. En la oficina judicial comenzó una conversación con su abogado sobre la entrevista que ese mismo 19 de abril había concedido Penalva en la Cadena Ser.

Ahí, según dos funcionarias, el empresario dijo en voz alta: «Dice que pasa pena por los testigos, subnormal, subnormal, subnormal». La juez concluye: «No se trataba de una conversación reservada sino que el contenido de la misma y, en especial, la expresión ‘subnormal’ referida al magistrado se profirió con la intención de que fuera oída por los presentes».

Denuncia

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Tras el incidente, las dos funcionarias informaron a Penalva de lo ocurrido y éste acudió a formular una denuncia en el juzgado de guardia. La magistrada da plena credibilidad a las dos testigos frente a Cursach, que negó como investigado haber usado esa expresión: «Resulta totalmente inverosímil que alguien en esa situación, y aún más un funcionario de justicia se invente el uso de las expresiones que se imputan al no obtener con ello beneficio alguno y poderle resultar problemático».

La defensa del empresario, al margen de la simple negación de los hechos, había pedido el archivo porque consideraba que no se trataron de injurias a una autoridad. El argumento es que, al seguir a una entrevista, los insultos no tenían que ver con la función como juez de Penalva.

La magistrada rechaza ese argumento: «El mero hecho de que la ofensa se profiriera dentro de la oficina judicial de la que el magistrado es titular ha de entenderse como una ofensa concerniente al ejercicio de su cargo».

También descarta el auto que fuera una conversación protegida por la relación entre abogado y cliente: «El señor Cursach eligió el tema de conversación, lo que pone ya de manifiesto una total despreocupación por las formas y el respeto que exigen el lugar en que se encontraban y las personas que lo integran».

El auto da traslado a la Fiscalía para que acuse y puede ser recurrido ante la Audiencia.