La red les hacía atravesar Nigeria, Níger y Libia por el desierto y luego las metía en pateras. La Policía Nacional ha detenido a cuatro explotadores sexuales. | Alejandro Sepúlveda

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Un nigeriano detenido cerca del polígono de Levante controlaba una red de explotadores sexuales de Alicante que captaba a mujeres africanas y, tras una terrible travesía por el desierto, las trasladaba en patera a nuestro país, donde eran obligadas a prostituirse.

El caso se descubrió cuando una ONG contó la odisea de una de las víctimas, que fue obligada a abortar hasta en cinco ocasiones tras sufrir repetidas violaciones. Las nigerianas captadas y engañadas tenían que atravesar esa país, Níger y Libia a través del desierto, donde algunas de ellas fallecían o eran asesinadas por resistirse a los ataques sexuales.

Desde Libia eran metidas en pateras con destino a Europa, pero en el primer intentó la embarcación naufragó y un inmigrante falleció. En la segunda ocasión fueron interceptados por la marina italiana y tras ser recluidas en un centro especial, uno de los cuatro integrantes de la red se hizo cargo de ella y la trasladó a Milán. El siguiente paso fue Benidorm, donde vivía con el cabecilla de la banda, que abusaba de ella a su antojo para saldar la deuda del alquiler y la prostituía en un club de Alicante. Cuando quedó embarazada de él, la obligaron a abortar.

La Policía Nacional ha conseguida desmantelar esta organización y hay detenciones de sus integrantes en Benidorm, Pamplona y Palma. La trata de blancas les advertía a las mujeres que habían contraído una deuda de 35.000 euros con ellos, por sacarles de África oriental, y que mientras esa cantidad no fuera satisfecha podían disponer de ellas en cualquier momento.

Las víctimas, sin dinero ni recursos y en un estado de vulnerabilidad total, no denunciaban su situación por temor a ser asesinadas. El detenido de Palma ha ingresado en prisión.

Amenazaban de muerte a las mujeres con ritos de vudú

Antes de emprender el viaje hacia el continente europeo, la banda de explotadores sexuales se aseguraba de que las mujeres nigerianas no ofrecerían resistencia. Las sometían a un siniestro ritual de vudú y les advertían que si no pagaban la deuda que habían contraído morirían o enloquecerían.