Marcos Marçal solicita clemencia a las autoridades judiciales. | Julio Bastida

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Marcos Marçal da Silva llegó a Palma hace algo más de 18 años. Nuestro protagonista es una persona muy conocida en el mundo de la noche, convirtiéndose en uno de los gogós y stripers más populares de la Isla. En el año 2010, mientras estaba actuando en una conocida discoteca, un cliente que se encontraba bajo los efectos del alcohol realizó tocamientos libidinosos a su novia. Marcos, bajó del escenario y golpeó al citado sujeto.

Expulsión

«Por culpa de ese incidente y de varios errores de abogados de oficio fui expulsado del país por espacio de cinco años. En 2013, volví a entrar al país de forma irregular para cuidar de mis hijos. ¿Qué padre no lo haría? Los pequeños tienen 14 y 6 años. Tras cumplir un año de cárcel por el quebrantamiento de condena, la oficina de Extranjería me volvió a abrir otro expediente de expulsión», relata Marcos.

«Cuando me comunican la nueva apertura del expediente de expulsión de forma inmediata presento un recurso. Los tribunales me dieron la razón. Finalmente, el abogado del Estado presentó un recurso alegando un cúmulo de mentiras. Decía que tenía una condena de nueve años pendientes, que era marroquí y que tenía una hija. Aporté un certificado de penales emitido por la Policía Nacional de que no tengo nada pendiente con la justicia, un certificado de nacionalidad brasileña y el libro de familia de que soy padre de tres hijos varones. A pesar de todo ello, me expulsan 10 años del país. No entiendo nada. No expulsan a los chorizos y delincuentes y quieren echarme por defender a mis hijos», concluye.

A través de Charge.org se ha iniciado una recogida de firmas para tratar de impedir la expulsión de Marcos.