La Audiencia de Palma ha condenado a 19 años de prisión a Dimitry U., por el asesinato de su mujer, cometido en marzo de 2014 en la playa de Son Bauló, en el municipio mallorquín de Santa Margalida. | Guillermo Esteban

TW
3

La Audiencia de Palma ha condenado a 19 años de prisión a Dimitry U., por el asesinato de su mujer, cometido en marzo de 2014 en la playa de Son Bauló, en el municipio mallorquín de Santa Margalida.

Después de que un jurado popular declarara al acusado culpable del asesinato el pasado 1 de julio por unanimidad, la presidenta del tribunal, la magistrada Mónica de la Serna, ha dictado la sentencia que le condena a 19 años de cárcel y a indemnizar a la madre de la víctima con 12.000 euros.

La Fiscalía y la comunidad autónoma de Balears habían pedido la máxima condena posible, 20 años de prisión, y la defensa 17 años y medio.

La sentencia considera probado que en la madrugada del 7 de marzo de 2014 la pareja acudió a la playa de son Bauló. Forcejearon y ella quedó medio inconsciente. El hombre la arrastró por la orilla, le golpeó fuerte en la sien con una piedra y le tapó la nariz y la boca hasta asfixiarla.

«Dimitry quería causar la muerte de O., y, para asegurarse de que lo conseguía lo hizo cuando sabía que ella no podía defenderse», recoge la resolución judicial.

Noticias relacionadas

La sentencia recuerda que el jurado consideró probado el relato de lo ocurrido aquella noche basándose en el informe técnico policial del laboratorio de criminología de Balears, en el hallazgo de una zona de arena húmeda y revuelta que revelaba que había habido un forcejeo y otra área de arrastre de 86 metros.

También se basaron en el informe de criminalística de la piedra hallada en el lugar del suceso, que tenía restos orgánicos del acusado y sangre de la víctima, y en la autopsia forense, según la cual la mujer murió de asfixia mecánica por sofocación.

La jueza añade que los forenses manifestaron en el juicio que la herida que sufrió la mujer en la cabeza no pudo ser realizada porque la piedra le cayera encima, sino mediante un golpe con intención, y que la muerte se produjo al serle cerrada la boca y la nariz con fuerza.

La muerte «no fue accidental ni imprudente» sino que «tuvo que ser necesariamente intencionada, buscada y asegurada», afirma la jueza en la sentencia y añade que «el acusado tuvo que insistir» para matarla porque en un principio la dejó semi inconsciente, luego la golpeó con la piedra y finalmente la asfixió.

La jueza concluye que el acusado fue quien mató a la mujer «con conocimiento e intención de hacerlo y evitar que la víctima pudiera defenderse, asegurándose así el resultado deseado».