Agentes de la Guardia Civil detienen a Axel H. por el asesinato de su esposa en Canyamel. | Redacción Digital

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El hombre de 64 años que confesó que había matado a su pareja en agosto de 2012 y la había enterrado en el jardín de un chalé de Canyamel (Capdepera) ha sido condenado a 10 años de prisión por homicidio.

La magistrada presidenta del tribunal ha dictado este jueves sentencia a partir del veredicto de culpabilidad emitido por el jurado el mismo día en que se celebró la vista, en la que el acusado admitió los hechos a cambio de que la Fiscalía redujese la petición de pena inicial de 20 años por asesinato a 10 años por homicidio.

Finalmente, Axel H., de nacionalidad alemana, ha sido condenado a la pena que solicitaba la acusación pública, que contempla la circunstancia agravante de parentesco y las atenuantes de reparación del daño, pues indemnizó a la hija de la víctima, y análoga de confesión, ya que señaló el lugar en el que había enterrado el cadáver.

El homicida confesó que golpeó repetidamente en la cabeza con un objeto contundente a su compañera sentimental, Gisela, de 66 años, tras una acalorada discusión porque la mujer había descubierto que él le había sido infiel.

En su escueta declaración durante la vista, Axel H. admitió con monosílabos que un día indeterminado entre el 8 y el 14 de agosto de 2012, tras un enfrentamiento dialéctico, atacó por sorpresa a su pareja, golpeándola en el cráneo mientras se encontraba en la cama con el propósito de matarla.

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La sentencia considera probado que el acusado envolvió el cuerpo sin vida de la mujer en ropa de cama y bolsas de plástico y lo enterró profundamente en un sitio de difícil acceso.

La hija de la víctima denunció el 28 de agosto de 2012 que desde el día 14 del mismo mes no había tenido noticias de la mujer, por lo que la Guardia Civil inició una investigación que se saldó con el hallazgo del cadáver en 10 de octubre.

Antes, los investigadores tomaron testimonio al acusado, que declaró que ella se había ido de viaje con unas amigas y no había vuelto.

Sin embargo, una amiga del hombre avisó a la Guardia Civil de que él le había contado por teléfono que un día encontró a la mujer ya fallecida y, como pensó que le iban a achacar su muerte, la enterró en el jardín.

Cuando los agentes citaron al sospechoso de nuevo en el chalé para un registro, les confirmó esta versión y les indicó donde había enterrado el cadáver, tras cuya exhumación se comprobó que presentaba múltiples heridas en el cráneo, por lo que se imputó el crimen al hombre, que finalmente confesó antes del juicio.