La Policía Judicial precintó ese tramo de playa. | Jaume Morey

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La joven que apareció flotando en aguas de Aucanada (Alcúdia) fue vestida y arrojada al agua después de ser asfixiada, según ha descubierto la investigación. Todo apunta, pues, a que la víctima fue atacada en un lugar distinto al que apareció.

Ayer, la prioridad de la Guardia Civil fue identificar a la joven, que tiene entre 25 y 28 años, y que posiblemente es de nacionalidad extranjera. Los agentes recorrieron Alcúdia y enseñaron la fotografía de la víctima, por si alguien la reconocía. Una de las pistas más importantes con la que cuentan los agentes es un ticket de autobús encontrado en la bolsa de la joven. En el bolso, empero, no había ni dinero ni documentación.

Hace dos días

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El ticket indicaba que la mujer había cogido un autobús hasta Alcúdia dos días atrás, es decir, el martes. Lo que hizo entre el miércoles y el jueves, sin embargo, sigue siendo un misterio. Los investigadores calculan que fue asfixiada entre la noche y la madrugada, así que cuando fue descubierto su cadáver a primera hora de la mañana llevaba varias horas sin vida. La muchacha llevaba un vestido estilo «hippy» y unas deportivas anudadas. No llevaba ropa interior.

Desde el primer momento se detectaron indicios muy sospechosos: golpes en la cara y en el tórax no compatibles con una caída en las rocas del mar. El forense y la comisión judicial examinaron a fondo la escena del crimen y el cadáver, y horas después se le practicó la autopsia. Tal y como se temía, la causa de la muerte había sido la asfixia. En un principio no presentaba señales de agresión sexual, pero los forenses tomaron muestras genitales que ahora están siendo analizadas. De hecho, una de las hipótesis que se investigó fue que la asfixia pudiera estar relacionada con un juego sexual.

El vestido no estaba desgarrado en la espalda, pero sí en una de las mangas, lo que evidencia que la chica fue vestida después de ser asfixiada y antes de ser arrojada al mar. Posiblemente, él o los implicados querían hacer desaparecer el cuerpo, con la esperanza de que las corrientes de la zona lo arrastraran mar a dentro. Sin embargo, el agua estaba muy calmada esa madrugada y cuando unas excursionistas polacas descubrieron un bulto flotando –que resultó ser el cadáver– estaba justo a un metro de la orilla, en una zona de algas y piedras. Muy cerca también de un nido de ametralladora. Ese búnker antiguo, que ha sido examinado con minuciosidad, hacía días que tenía la puerta abierta.