Especialistas de la Guardia Civil en la vivienda en la que apareció el cuerpo. | Alejandro Sepúlveda

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Caso cerrado. El hombre cuyo cadáver apareció en Inca maniatado encima de su cama no fue asesinado. La autopsia realizada al fallecido descarta un homicidio y apunta a que fue un suicidio y que el hombre murió por asfixia.

Lo extraño del escenario descubierto por su hijo hizo sospechar en un primer momento que hubiera tenido lugar un homicidio. El fallecido tenía las cuatro extremidades atadas a muebles de la habitación. Sin embargo, había detalles que no cuadraron a los investigadores de la Guardia Civil: la vivienda estaba ordenada sin ningún tipo de señales de lucha y el fallecido –un ciudadano rumano de mediana edad– tenía un historial depresivo en los últimos meses.

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Todos estos indicios hicieron que en la misma tarde en la que apareció el cadáver se valorara como probable la opción del sucidio.

Ahora la autopsia confirma esta tesis, dado que no se han encontrado señales de lucha en el cadáver. Los resultados cuadran con que fuera él mismo quien se amarró a la cama empleando nudos corredizos que le permitieron meter la mano en el lazo y después apretar, de manera que quedó aprisionado. Se había tapado la boca, por lo que la muerte se produjo por asfixia.

El fallecido vivía solo en su vivienda de la calle del Aigua de Inca después de haberse separado de su pareja. Desde hace unos meses estaba sumido en una depresión.