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El juez de guardia ordenó ayer el ingreso en prisión de Andrés R. G., el asesino confeso de Catalina Frontera en la finca de Bunyola donde trabajaba como empleada del hogar. Andrés fue trasladado sobre las nueve y media de la mañana a los Juzgados de Vía Alemania por parte de la Guardia Civil. Poco antes de las 13.00 horas compareció ante el titular del Juzgado de Instrucción número 7, que se encontraba en funciones de guardia y su declaración duró unos 45 minutos.

Después el juez ordenó su ingreso en prisión, a petición del fiscal y el abogado de la familia de la vecina de Santa Maria asesinada, y el detenido fue conducido hasta la cárcel.

Andrés confesó de nuevo haber matado a Catalina Frontera con una catana, el pasado miércoles por la mañana en la finca de Can Polini, donde ella también actuaba de gobernanta. Ambos habían trabajado en la propiedad y él había sido despedido después de que ella alertara de su comportamiento poco ejemplar a los dueños.

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Atacada

Andrés, de 45 años de edad, manifestó ayer que el miércoles por la mañana acudió a primera hora a la finca, se escondió detrás de un pozo y esperó que Catalina Frontera, de 52 años, llegara a trabajar. Cuando ella abrió la puerta la atacó por sorpresa por detrás y le empezó a dar golpes. Dijo que la puerta se abrió y la agresión continuó dentro de la casa, aunque no precisó cuántas puñaladas le dio.

El asesino confeso admitió también que había acudido a la finca con el arma y atribuyó el crimen a un «cruce de cables».
Después se desplazó al Port d’Alcúdia y lanzó la catana al mar. Durante la jornada del viernes y ayer, los submarinistas de la Guardia Civil peinaron el fondo marino. Encontraron un fondo arenoso y de fuertes corrientes y el arma no apareció.

Andrés R. G. ya había confesado la autoría del crimen en su declaración ante la Guardia Civil. Ayer volvió a admitir los hechos ante el juzgado de guardia y pasó su primera noche en el centro penitenciario de la carretera de Sóller.