Los hechos ocurrieron durante una sesión de acupuntura en Porreres. | Josep Bagur Gomila

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Segundo juicio contra el acupuntor coreano de Porreres acusado de abusos sexuales. El hombre, de 54 años se enfrenta a una condena de dos años de prisión por manosear a una paciente en la consulta. El mismo juicio fue anulado hace unos meses porque el juez que tenía que juzgarla se abstuvo.

En la sesión de ayer, el acusado negó de nuevo haber manoseado a una de las sus clientes y acusó a sus empleadas de orquestar la denuncia por un problema económico ya que les había denegado un aumento de sueldo. El acupuntor admitió que le puede haber dicho a algunas mujeres que tenían un «pecho bonito» pero para que se sintieran seguras en sus consultas.

La Fiscalía solicita una pena de dos años de prisión para el acusado por unos hechos que ocurrieron en el año 2007.

En febrero de ese año, el acusado recibió a una mujer para una terapia de acupuntura. La mujer ratificó ayer en el juicio que una vezse desnudó en la consulta, el terapeuta comenzó a acariciarle los pechos e intentó besarla. La mujer giró la cabeza para impedírselo y entonces, de acuerdo con este relato, el acusado le dio un lametazo en la cara y los labios hasta que la víctima consiguió zafarse de él. La versión de la víctima fue ratificada por las empleadas que, según dijeron escucharon gritos en el interior del local.

La defensa del acusado, el abogado Jaime Campaner, cuestiona la versión de la mujer por el hecho de que, al salir de la consulta pagara la cita y luego pidiera una nueva sesión para otro día. Además, planteó que durante treinta años ejerciendo la acupuntura, el acusado jamás había tenido ningún tipo de denuncia.

Guardia Civil

El hombre, que tiene nacionalidad española, fue detenido unos días después por la Guardia Civil en Porreres. En un principio llegaron a acusarle hasta tres mujeres de abusos. Sin embargo, durante la instrucción, la causa ha quedado reducida a una única denunciante. El encausado ajerce ahora la acupuntura fuera de Mallorca. En el juicio que fue anulado llego a asegurar que su método incluye unas caricias tan suaves que pueden ser confundidas con un abuso sexual.