El joven falleció en plena calle mientras estaba trabajando. | P.C.

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Francisco Javier Bakero se encontraba ayer al mediodía en la calle Cardenal Pou, de Palma, entre el edificio de la Fiscalía y la calle Olmos. Estaba trabajando en el reparto de garrafas de agua, así que cogió unas cuantas de una furgoneta, de cinco litros, y las estaba colocando en una carreta para llevarlas a su lugar de destino cuando se sintió indispuesto.

Cayó fulminado al suelo y de inmediato se le acercó un grupo de personas que estaba en la zona. Mientras alguien llamaba al 061 unos transeúntes se acercaron a Francisco para ver si podían ayudarle. En eso que llegó un farmacéutico que inició las técnicas de reanimación, después de señalar que parecía que se trataba de un infarto. El farmacéutico fue sustituído por dos técnicos de una ambulancia de transporte que pasaba por la zona, y a los quince minutos, más o menos y según la procedencia de las fuentes consultadas, llegó la UVI móvil del 061. El médico estuvo 43 minutos tratando de reanimar a Francisco Javier, pero todo fue en vano. Policías locales se desplazaron al lugar y después hicieron lo propio agentes del CNP. La calle se había llenado de curiosos y había comentarios para todos los gustos. Hasta el de una mujer que achacaba la tardanza de la ambulancia a los recortes en Sanitat. A falta de la autopsia, se puede conjeturar que se trata de una muerte por causas naturales, de un obrero cuando estaba trabajando.