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Miguel Hidalgo Torreblanca, el jubilado de Inca que el jueves mató a su hijo y luego se suicidó, cometió el crimen por la mañana, aunque la mujer no lo descubrió hasta la tarde. La autopsia practicada ayer a los dos cuerpos ha desvelado este detalle y también otros, que ya constan en poder de la Policía Judicial de la Guardia Civil.

El pequeño Miguel Hidalgo Subires, que acababa de cumplir cinco años, no fue al colegio ese día. Y cuando su madre lo encontró ahorcado en el baño, iba vestido con un pijama. Esos datos hicieron pensar a los investigadores que el asesinato se cometió a una hora temprana, ya que además el niño presentaba rigor mortis cuando fue descubierto. Sin embargo, fue el examen forense realizado ayer el que confirmó este extremo.

Durante todo el día de ayer la Guardia Civil tomó declaración a los familiares de Miguel Hidalgo e Isabel Subires, la madre del pequeño. La mujer, que fue quien descubrió los dos cuerpos poco antes de la cinco de la tarde, cuando salió de su trabajo, ya ha recibido el alta hospitalaria, tras su ingreso de urgencia por un ataque de ansiedad.

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Los familiares han corroborado que la pareja estaba en trámites de separación y parece ser que Miguel Hidalgo, de 65 años, no llevaba nada bien el tema. Su esposa, años atrás, había sido su cuñada, cuando los siete hermanos del albañil y él vivían en Lloseta. La pareja se mudó a Inca hace unos cuatro años y empezó una nueva vida. Su hijo Miguel era el ojito derecho de su padre, según confirmaron vecinos y allegados.

Los investigadores tratan de determinar ahora si el progenitor tenía planeado desde hace tiempo el crimen, o si se trató de un arrebato. La cuerda de rafia que utilizó para ahorcar a su hijo en el baño, y para ahorcarse él después en el hueco de la escalera, la había comprado al parecer en una ferretería.

Los investigadores creen que el caso quedará cerrado en los próximos días, ya que la autopsia no ha detectado indicios extraños ni, por supuesto, la intervención de más personas.

Miguel Hidalgo Torreblanca era un experto cazador y a pesar de estar jubilado realizaba algunos trabajos como albañil. Su esposa trabaja en un hotel de Can Picafort, como gobernanta. El pequeño Miguel cursaba estudios en un colegio de la zona.