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Eran las 11.48 horas de la mañana de ayer cuando comenzaron a llegar los primeros vehículos policiales a la zona. Inmediatamente, numerosos agentes del Grupo de Homicidios y de la Policía Científica entraban en el edificio Torremar número 1 de la calle Rafaletes.

Acto seguido, del interior de uno de los coches patrullas bajó esposada y custodiada por varios policías la presunta autora material del crimen. Ana K., de 33 años de edad y nacionalidad rusa, era conducida hasta el interior del domicilio para efectuar el pertinente registro.

A las 12.25 horas, llegaba una comitiva judicial para levantar acta del mismo.

A las 13.07 horas finalizaba el mismo y la presunta homicida era conducida de nuevo hasta los calabozos del Cuerpo Nacional de Policía, donde permanecerá hasta que en los próximos días sea puesta a disposición judicial.

Fuentes policiales a las que ha tenido acceso Ultima Hora han confirmado que ambas mujeres, presuntamente, ejercían la prostitución.

A pesar de que la investigación del caso sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones, el Grupo de Homicidios, una vez más, ha resuelto el crimen en menos de 12 horas.

Del mismo modo, un gran número de personas que en el momento de producirse la agresión se encontraban presentes en la terraza del bar fueron identificados. Acto seguido los agentes les condujeron hasta las dependencias de la jefatura superior de la Policía Nacional, donde prestaron declaración.

Las mismas fuentes policiales afirman que el motivo de la agresión pudo ser una discusión previa muy acalorada entre ambas prostitutas.

Los vecinos lo tienen muy claro: «Aquí lo sabemos todos. Se mueve mucha droga y las fiestas que se pegan son muy sonadas», añade una vecina.

«Yo hace tiempo que dejé de venir por aquí. Muchas veces, especialmente en verano, eran las cuatro o las cinco de la mañana y aún estaban liados con las macrofiestas de la terraza. La gente suele ir muy desfasada tras consumir alcohol y otras sustancias que ya os podéis imaginar. Esto tenía que pasar tarde o temprano», concluye Juan, residente de un bloque próximo desde hace más de 20 años.

«Muy cerca de donde han sucedido los hechos hay un club de alterne. Estas mujeres cuando beben son peligrosas y a los hechos me remito», concluye María José, otra residente.

En el barrio la noticia no ha sorprendido, de hecho, afirman que sobre algún local de la zona pesan varias denuncias.