Varios agentes de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción) del CNP custodian una hoguera en el poblado de Son Banya mientras se realizaba la redada. | Alejandro Sepúlveda

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Son la siete de la tarde y algo se está cociendo en el poblado de Son Banya. Un ruido ensordecedor rompe la tranquilidad y el helicóptero del Cuerpo Nacional de Policía irrumpe en el cielo de las chabolas, destartaladas por fuera y de lujo y esplendor por dentro. Un centenar de agentes, perfectamente coordinados, entran, toman posiciones y adquieren el control del hipermercado de la droga por unas horas.

Mientras que la autoridad judicial y los agentes realizan tres registros (calles 3 y 4), ajenos a todo ello y, a pesar de que la zona estaba acordonada policialmente, los vehículos de los supuestos compradores no cesaban de llegar. Es curioso, pero en algunas ocasiones las colas para comprar droga son mayores que las que provocadas por las barreras del párking de Son Espases.

Siete y cuarto de la tarde. Fuertemente custodiados por los agentes de la UPR (antidisturbios) del Cuerpo Nacional de Policía accedemos al interior del poblado. Sus residentes están tranquilos, lejos quedan aquellos enfrentamientos con la policía y la tensión de cuando reinaba 'La Paca' en el poblado.

Nada más entrar, a mano izquierda y, mientras se estaba procediendo a ejecutar los registros y detenciones, un grupo de unos 25 gitanos encienden una gran hoguera. Rápidamente, varios agentes se acercan y comprueban que se trata de un fogueró para torrar y luchar contra las bajas temperaturas.

«Hacerme fotos. Quiero muchas, muchas fotos. Soy más famoso que la Belén Esteban y cobro menos. De aquí me voy a la tele», gritaba uno de los gitanos que nos enseñaba los choricitos de criollo que iba a comerse a la salud de los periodistas allí desplazados.

Seguimos nuestro tour particular por el poblado... y me llama particularmente la atención que, sin quererlo ni comerlo, una diversidad de olores muy peculiares nos invaden. En la calle Número 1 -entrada del poblado- un fuerte olor a marihuana impregna nuestro cuerpo. Al llegar a la redacción, horas más tarde, aún los compañeros me preguntaban: «¿Has fumado algo? Hueles a porro».


Animales

Recorremos unos metros -con alguna que otra dificultad al tener que esquivar alguna gallina, marranos, gatos o perros- y llegamos hasta la calle Número 3 donde se estaba produciendo otro registro. Allí el drama se apodera de una joven, que finalmente acabó detenida, que se encontraba en avanzado estado de embarazo y que, al parecer, no le sentó muy bien la noticia de su arresto. De hecho, ayer, el Cuerpo Nacional de Policía tuvo que acompañarla hasta un centro hospitalario debido a su estado.

La operación conjunta en la que participaron más de 170 agentes de los dos cuerpos policiales ha sido todo un éxito. La cantidad de droga y dinero incautado no era el objetivo principal del operativo. Lo verdaderamente importante, según un mando policial, era romper la red de distribución que unía el poblado de Son Banya con las barriadas de Palma y la Part Forana. Misión cumplida.

Al final, sobre las 21.30 horas, se levantó el telón y en la rotonda de Mercapalma las colas para entrar a comprar al 'súper' de la droga eran más largas que las del SOIB.